Cosas que las mujeres no podían hacer hace 60 años y que hoy son completamente normales

Publicado 6 septiembre, 2017 por admin
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El camino hacia la igualdad entre hombres y mujeres es largo, complicado y, lamentablemente, está lejos de haber terminado. Sin embargo, hay mucho que celebrar, como podrás comprobar en este artículo.

Trabajar o gestionar un comercio

Sorprendentemente, hasta 1981, las mujeres españolas debían pedir permiso a su marido para poder trabajar, cobrar su salario y/o ejercer el comercio. Afortunadamente la Constitución del 78 estableció el marco para el desarrollo de las leyes de igualdad en España (aprobadas tres años), un retraso considerable con respecto a otros países europeos que comenzaron a ejercer este tipo de derechos en la década de los 60. 

Abrir una cuenta corriente y otros trámites administrativos 

Hasta ese momento, tampoco podían abrir cuentas corrientes en bancos, sacar su pasaporte, tener carné de conducir y otras cuestiones, sin permiso de su marido.

Tener capacidad de obrar de forma autónoma en el sistema jurídico 

Y no solo eso, su marido también podía disponer de todos sus bienes a voluntad, vender propiedades y mover dinero sin su firma. Era como si la mujer fuera una menor a su cargo y él su albacea.

Tomar la píldora anticonceptiva libremente

Se inventó en 1952, pero no fue hasta el 9 de Mayo de 1960 que su uso fue permitido y regulado en Estados Unidos. En España, como siempre, llegamos con retraso, legalizando su uso el 7 de octubre de 1978, entregando a las mujeres el control sobre su cuerpo y maternidad.

Divorciarse 

Aunque fuimos pioneros en 1932 cuando la Segunda República aprobó el divorcio en España, tras la Guerra Civil, este derecho fue abolido. Tuvimos que esperar hasta 1981 para recuperarlo. 

Acceder estudios técnicos y «carreras de hombres»

 rtve.es 

La historia de la mujer en la universidad es larga, curiosa y llena de altibajos. Se cuenta que Concepción Arenal fue la primera, pero que tuvo que disfrazarse de hombre para asistir a la Universidad en 1849.

Ya en 1872, María Elena Maseras hizo historia al convertirse en la primera mujer matriculada oficialmente, aprovechando un vacío legal que les permitía estudiar, pero no ejercer. En 1882, los estudios femeninos fueron prohibidos totalmente hasta 1888, año en que quedó oficialmente permitido. Aun así, no podían moverse libremente por las facultades y escuelas, ya que tenían que estar acompañadas en todo momento por sus profesores y no se podían sentar con los chicos.

Esta falta de libertad para elegir el tipo de estudio y carrera, continuó ejerciéndose de forma social hacia la mujer por parte de las familias y varones de la época, hasta la aprobación de la Constitución del 78 y las leyes de igualdad en 1981. Aun así, el techo de cristal en el mundo laboral y universitario continúa existiendo, y es que aunque el 61% de los licenciados son mujeres, solo hay 11 mujeres rectoras en las 77 Universidades españolas. 

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