Probablemente todos podamos describir a nuestra pareja ideal. Para algunos, ésta será una persona divertida o atractiva, mientras que otros tal vez prefieran alguien inteligente y considerado. Pero, ¿lo hacemos basándonos realmente en nuestra personalidad, o nos limitamos a describir cualidades positivas que gustan a todo el mundo?. Hoy descubriremos por qué alguien que no nos conoce podría ser el candidato perfecto para encontrar a nuestra pareja ideal.
¿Qué buscamos en nuestra pareja ideal?
Numerosas investigaciones se han realizado para determinar cómo las personas eligen a sus parejas, y qué criterios usan para decantarse por alguien. En concreto, una nueva investigación de la Universidad de California sugiere que las preferencias a la hora de describir cómo sería nuestra pareja ideal no se basan en visiones personales de nosotros mismos.
La gente que participó en el estudio era capaz de nombrar sin mayor dificultad las tres características que consideraban imprescindibles en su pareja ideal.
Los participantes sintieron una mayor atracción hacia las personas que si que poseían los tres atributos que previamente habían nombrado. Por ejemplo, si alguien había puesto que su pareja ideal debía ser divertida, atractiva y curiosa, sentía más atracción por personas que fuesen divertidas, atractivas y curiosas.
En cambio, se descubrió que dichas características aunque sí que resultaban atrayentes, no importaban tanto como se creía para la persona que las nombró.
¿Qué diría un extraño sobre nuestra pareja ideal?
Cuando los investigadores estaban realizando el estudio, decidieron darle un giro: cada participante no sólo tenía que describir a su pareja ideal basándose en las tres características que hubiese mencionado. A mayores debía tener en cuenta los tres atributos nombrados por otra persona aleatoria del estudio. Por ejemplo, si Lucía nombró como sus tres propios atributos principales gracioso, amable y humilde, Marta también sintió mayor atracción por gente que fuese graciosa, amable y humilde, incluso aunque no fuesen sus tres características imprescindibles.
La conclusión que podemos sacar es que al final queremos parejas que tengan cualidades positivas. En cambio, las cualidades que cada uno especifica no tienen realmente ningún poder de predicción a la hora de encontrar pareja. Los autores del estudio tomaron estos resultados como una muestra de que la mayoría de la gente no tiene realmente claro qué buscan.
Incluso podemos comparar la búsqueda de una pareja con pedir comida en un restaurante: pedimos nuestra propia comida porque parece obvio que nos va a gustar lo que escojamos. En el terreno romántico, si dejas que un extraño escoja por ti, es muy probable que también te guste lo que obtienes, aunque no lo hayas elegido tú mismo.
