¿Ves estas fresas de color rojo? Tu mente te está engañando, su color real te sorprenderá

Publicado 2 marzo, 2017 por Joaquín M.C.
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La percepción visual humana es extremadamente compleja. No solo entra en juego el ojo y lo que ve, si no también lo que nuestro cerebro interpreta o cree que ve.

En ocasiones lo que estamos viendo y lo que nuestra mente nos está mostrando no es exactamente lo mismo. Es por esta razón por la que no podemos fiarnos ni de lo que nos muestran nuestros propios ojos.

Una prueba de ello es la imagen que que os vamos a mostrar a continuación. Se trata de una fotografía de unas suculentas fresas. Tan solo debéis contestar a una pregunta ¿de que color ves las fresas?

¿De que color ves las fresas?

Lo más probable es que hayas contestado «rojas». Lamento decirte que estás equivocado y tu cerebro está jugándote una mala pasada. Las fresas de la imagen son todas de un color grisáceo con un ligero tinte verde.

Tranquilo, no te pasa nada en la vista. Yo las veo rojas y la mayoría de gente que no tiene problemas de daltonismo, también. Esta imagen se trata de una ilusión óptica y es una muestra de lo que se llama «constancia de color».

Nuestro cerebro intenta racionalizar la imagen. Toda su vida lleva viendo fresas rojas y si ahora le mostramos esta imagen con algunos matices de color, lo confundimos y opta por mostrarnos lo que él sabe que es cierto.

Si no os creéis lo que os digo solo tenéis que abrir esta imagen con un programa de edición  fotográfica y extraer el color en la zona que os parezca bien. Obtendréis más o menos lo siguiente.

Foto: Carson Mell

Da igual donde pinchéis en la imagen, no hay ni un solo pixel rojo, ni remotamente parecido a esta tonalidad. La explicación a este fenómeno es relativamente sencilla.

De acuerdo con el experto en percepción visual Bevila Conway, esto se debe a la forma en que nuestro cerebro interpreta las diferentes longitudes de onda que entran en el ojo. Todo depende de la luz ambiental.

Si te comes una manzana roja bajo un cielo azul, los rayos azules contaminan, en cierto sentido, el color de la manzana. Si tomamos la misma manzana y nos la comemos a la luz de una lámpara fluorescente, la luz incidente en el objeto cambiará ligeramente su color. En los dos casos, nosotros seguiremos viendo la manzana exactamente del mismo color, aunque las longitudes de onda que llegan a nuestro ojo, son eminentemente distintas.

Nuestro cerebro intenta corregir, de forma automática, estos cambios de color. El resultado es que a veces se confunde y vemos colores que realmente no están ahí.

Poco después de la primera fotografía, un usuario de twitter volvió a subirla a la red, pero esta vez con un tono un poco más azulado. El efecto de las fresas «rojas» es ahora más acentuado, pero os aseguramos que sigue sin haber ni un solo pixel rojo en toda la foto.

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