Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha usado la ropa interior para tapar o realzar sus atributos. Conoce esta curiosa evolución aquí.
Antigüedad: 3.300 a.C.
La momia de Ötzi cubría sus partes íntimas con un taparrabos fabricado con piel de cabra, y es también la prenda interior más antigua de la que se tiene constancia.
Antigüedad: 1500 a.C
El faraón ostenta el honor de poseer los primeros calzoncillos textiles de la historia, al menos los primeros datados arqueológicamente. Estaban fabricados en lino y se colocaban bajo la túnica.
Antigüedad: 1550-1070 a.C
Los calzoncillos de piel de gacela, convenientemente perforados, fueron muy comunes en el Imperio Nuevo de Egipto y su capital, Tebas.
Antigüedad: 800 a.C.
Inventado por los griego, copiado por los etruscos y perfeccionado por los romanos, el Subligaculum (taparrabos en latín) fue la prenda íntima masculina por excelencia en la antigüedad. Sujetaba el asunto, era transpirable y, al estar fabricada en tela, podía lavarse.
Los ciudadanos lo llevaban bajo la toga, mientras que los soldados y extranjeros lo portaban bajo el bracae. Los gladiadores lo vestían como prenda única.
Antigüedad: 1700 / 753 – 476 d. C.
El strophiun, una tira de cuero para sujetar el pecho, apareció en Creta en el 1700 a.C. aproximadamente. Grecia lo llamó zóster y Roma, mamillare o fascia pectoralis. Igual que otras prendas, la banda pectoral fue copiada y perfeccionada por otras civilizaciones fabricándose primero en cuero y luego en lino.
La ropa interior femenina se componía además de una braga inferior fabricada con el mismo material.
Antigüedad: siglo II a.C
En Escocía se usaba esta especie de camisón interior, que en el caso de las mujeres, dejaba libre y realzaba el pecho.
Antigüedad: siglo V – XV
Con la llegada de la Edad Media y la moral cristiana, el cuerpo humano fue considerado como algo pecaminoso que se debía ocultar, y la ligera y funcional ropa interior antigua fue sustituida por las braies.
Las braies eran una especie de pantalón interior, que iba desde la cintura alta hasta el gemelo. Si hacía calor, podían vestirse directamente.
Si hacia frío o se iba a montar, se colocaban las calzas sobre las braies.
Antigüedad: siglo XVI
Enrique VIII puso de moda el codpiece, un suspensorio que mantenía en posición erecta el miembro viril, tal y como se aprecia en muchos retratos de la época.
Era una especie de demostración de poder, pero era falso. No se podía mantener una erección continua y por eso era convenientemente rellenado. Pronto se empezó a competir en tamaño, y las cortes europeas parecieron afectadas por una epidemia de priapismo.
Obviamente también se colocaron en las armaduras, algunos, de forma muy exagerada. Lo que hiciera falta para asustar al enemigo.
Antigüedad: siglo XVI -XVII
No sé sabe bien si el corsé fue una moda o un elemento de tortura, ya que la presión sobre el pecho era tan grande que provocaba problemas respiratorios, desmayos y malformaciones. Aun así, está prenda se consideró un signo distintivo de riqueza, ya que las campesinas no podían vestirlo para llevar a cabo sus tareas.
Junto él, las enaguas, el cubre corsé, las polainas y otras tantas prendas interiores hicieron que vestirse fuera casi imposible en esta época.
Antigüedad: finales 1800 y 1900
Y por fin, la comodidad se impuso con la llegada de las nuevas prendas de satén y seda. La camisola se convirtió en la prenda interior por excelencia y, aunque se siguió vistiendo corsé en algunos círculos, estos fueron sustituidos por los corpiños, muchos más cómodos ya que no se apretaban con cuerdas.
Antigüedad: 1914
En 1914, la estadounidense Mary Phelps inventó el sostén moderno por casualidad, al colocar dos pañuelos de seda unidos con cinta rosa sobre dos molestos alambres que asomaban de su corsé.
Antigüedad: Principios de 1930
Los calzones largos hasta casi la rodilla -prenda interior masculina habitual desde inicios del siglo XX- se acortaron a raíz de la crisis económica del 1929, cuando la escasez obligó a fabricar prendas más escuetas y más baratas, lo que desembocó en la creación del primer slip en 1934.
Antigüedad: Años 40
Aunque surgieron a finales del siglo XIX, las medias de seda y los ligeros eran una prenda reservada a la intimidad y muy popular entre las «mujeres de mala vida». No fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando los nuevos materiales como la lycra y el rayón hicieron su precio asequible y democratizaron su uso.
Tras la liberación sexual de los años 60, la ropa interior ha dejado de ser una prenda funcional para convertirse también en una forma de expresión sofisticada y sensual que mueve cientos de millones de dólares al año. ¿Qué nos deparará el futuro?