Este hallazgo es de los más sorprendentes pues nadie había notado la existencia de esta cueva anteriormente.
Al suroeste de Canadá, en el Parque Provincial Wells Gray, en la Columbia Británica se encontró por casualidad una enorme caverna. El primer avistamiento ocurrió en abril de 2018, durante un trabajo de rutina de conteo de caribúes (renos). Un equipo de investigadores del Ministerio de Bosques, Tierras y Operaciones de Recursos Naturales sobrevolaba la zona en un helicóptero cuando de pronto notó la inusual y gigantesca gruta.
Catherine Hikson
Unos meses más tarde, la geóloga Catherine Hickson, el espeléologo Lee Hollis y el topógrafo arqueológico John Pollack, entre otros, acudieron a inspeccionar la zona. Para Hickson fue un enorme golpe de suerte que la tripulación pasara por esa área cuando no estaba cubierta de nieve.
«Mi reacción inmediata fue que no puede haber una cueva allí, es imposible», dijo Hickson a Global News.
La expedición para confirmar la importancia de la cueva fue financiada por Tuya Terra Geo Corp y contó con el apoyo de BC Parks. De esta se obtuvieron importantes datos acerca de la cavidad, que se cree es una de las más grandes del país.
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Y al parecer está hecha de mármol.
Hickson dijo que a diferencia de las Montañas Rocosas, que están formadas en su mayoría por piedra caliza; esta cueva se compone del llamado «krast rayado». Este material es mármol intercalado con capas de roca un poco más blanda. Además, las paredes están recubiertas de hielo.
De acuerdo con Canadian Geographic, la entrada mide unos 100 metros de largo por 60 de ancho, y a simple vista se pueden apreciar unos 180 metros de profundidad. Pollack le dijo al medio que había estado en las cuevas más grandes del mundo y que la entrada de esta recién descubierta era «verdaderamente inmensa». Hacia el interior de la cueva fluye un río, que de cierta manera dificulta la visión hasta el fondo.
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Aunque no se sabe con certeza el tamaño exacto de la gruta, el topógrafo cree que el río subterráneo debe salir a unos 2.1 kilómetros de distancia y 500 metros más abajo. Esto es un indicador preliminar de la inmensidad de esta cueva.
Por su parte, Lee Hollins fue el elegido para ingresar a la cavidad. Realizó un descenso vertical de 80 metros por la boca de la cueva, hasta que la fuerte corriente del río no le permitió bajar más. La cascada puede producir aproximadamente entre 5 y 15 metros cúbicos de agua por segundo.
Hasta el momento, esto es todo lo que se sabe de la cueva, y no deja de asombrar que siendo tan grande, no haya registros de ella. De hecho, las autoridades están buscando en la literatura alguna breve mención del lugar.
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Pero por el momento, se ha nombrado «Pozo del Sarlacc».
Bevan Ernst, biólogo regional de caribúes y miembro del equipo que descubrió la cueva, decidió llamarla provisionalmente «Pozo del Sarlacc». Esto en referencia a la cinta Star Wars Episodio VI, el retorno del Jedi, donde aparece una inmensa criatura que vive bajo tierra y que devora al cazarrecompensas Boba Fett. Dicho ser también medía unos 100 metros de largo, característica que comparte con la cueva canadiense, además de su apariencia.
Las autoridades están buscando en registros antiguos y consultando con comunidades indígenas para averiguar el nombre de la cueva. Hasta el momento no se ha tenido éxito pero también se está considerando la posibilidad de que las Primeras Naciones nombren el sitio.
Hickson cree que no hay datos sobre la cueva porque efectivamente nadie la había visto nunca antes. Según la geóloga, la razón es porque el sitio ha estado cubierto de hielo y nieve durante muchos años. La entrada es gigantesca y sería imposible no verla por lo que si alguien en las últimas 4 o 5 décadas la hubiera notado, seguro existiría algún registro. Hasta el momento, la ubicación de la cueva permanece en secreto. Esto para asegurar la protección tanto del sitio como de los aventureros que quisieran conocerla.
Sin duda este hallazgo nos demuestra que aún hay mucho por explorar en nuestro planeta.
