La historia está llena de personajes que no son reconocidos como se merecen, y que pasado el tiempo, es este el que se encarga de poner en perspectiva los logros que en su día pasaron desapercibidos o que no fueron tomados con toda la consideración que requerían. Esta es la historia de Doña Angelita, una profesora que dedicó toda su vida a la educación, a cuidar de 4 hijos, y a inventar dispositivos que quizá se adelantaron a su época.
Ángela Ruiz Robles nació en León, España, en 1894. Dedicó toda su vida a la enseñanza, incluso daba clases desinteresadamente a aquellos niños que necesitaban refuerzo. Tenía la certeza de que por medio de la enseñanza se hacían las generaciones más justas y los países más prósperos.
Pero su gran invención llegó a los 20 años de profesora. Creó un libro interactivo al que llamó «Enciclopedia Mecánica».
Enciclopedia mecánica – Imagen cortesía de Yorokobu
Consistía en una serie de mecanismos impulsados por aire comprimido que movían bobinas intercambiables con distintos textos y lecciones. Pesaba muy poco y no era más grande que un libro.
Enciclopedia mecánica – Imagen cortesía de Yorokobu
El artilugio estaba pensado para usarse en vertical y horizontal, tenía unas ruedas que permitían hacer scroll y unas láminas intercambiables que actuaban como zoom que había realizado pensando en los niños con problemas de visión
Enciclopedia mecánica – Imagen cortesía de Yorokobu
Solía decir «Si los muertos resucitaran, verían los avances en teléfonos, en que ya no tardamos 24 horas en llegar hasta Madrid, en los televisores… Se darían cuenta del paso del tiempo. Pero si miraran la enseñanza, pensarían que no había pasado el tiempo, o que se equivocaron de siglo y que continuábamos como en la Edad Media»
Enciclopedia mecánica – Imagen cortesía de Yorokobu
Quizá por eso tenía claro que la innovación en este ámbito era necesaria, y es que la enciclopedia no fue el primer invento de la maestra: hubo dos inventos antes que tenían elementos de las tablets actuales…
Enciclopedia mecánica – Imagen cortesía de Yorokobu
…el libro electrónico y el atlas gramatical. En el primero, unas luces iluminaban un texto que se descubría al pulsar zonas determinadas, con la misma interacción que hacemos ahora con una tablet.
En el atlas se introdujo ya el concepto de hipertexto, al igual que una web unos elementos enlazaban con otros elementos y se relacionaban entre sí.
Si sus inventos no tuvieron más éxito es porque la tecnología necesaria para llevar a cabo sus ideas a bajo coste llegaron mucho después (por ejemplo, quería incluir una calculadora con la enciclopedia, pero en su momento eran enormes, o luces pequeñas, pero no eran precisamente baratas), y para cuando pasó el tiempo e intento reproducir su patente, no gustó mucho que una mujer tuviera estas capacidades. «Supongo que es poco conocida por ser mujer y española, a veces me pregunto qué habría pasado si hubiera sido hombre e inglés…», apunta su nieto.
Fuentes: Yorokobu y Agenciasinc
