El curioso origen de la frase: «Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia»

Publicado 19 octubre, 2019 por Alberto Díaz - Pinto
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Es bastante probable que estéis familiarizados con el siguiente mensaje:

«Los personajes y hechos retratados en esta película son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas verdaderas, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia«.

Muy utilizada en el séptimo arte, al final se trata de una expresión que hemos adoptado coloquialmente en nuestro día a día, aunque, eso sí, en su versión más corta: «Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia«.

Como sabéis, como curiosos que somos, nos encanta buscar el origen de todas estas expresiones. Así pues, cuando nos topamos con la respuesta, no pudimos evitar hacernos eco de ella.

Rasputín y la zarina

Cartel de la película de la MGM Rasputín y la zarina, de 1932. Vía: benitomovieposter

Así es, el origen de este mensaje procede de la película Rasputín y la zarina, de 1932, que narra la historia en la que Rasputín salva al hijo del zar Nicolás II, Alexei, de una herida agravada por la hemofilia que sufre.

En el film, dos de los personajes, el príncipe Chegodieff y la princesa Natasha, están basados en Félix Félixovich Yusúpov e Irina Alexándrovna, respectivamente. Ella era la sobrina de Nicolás II, e hija del Gran Duque Alejandro Mijáilovich y de la Gran Duquesa Xenia Aleksándrovna, hermana del zar.

Aunque en el film tenían otros nombres, se hace evidente que estaban basados en ellos por las acciones del príncipe y porque, al principio, la película anuncia: «Esto trata de la destrucción de un imperio…Algunos de los personajes aún están vivos. El resto se encontró violentamente con la muerte«. 

La película insinúa que Raspustín violó a Natasha, hechos que no le ocurrieron a la princesa Irina en la vida real. Por ello, en 1933, Irina Alexándrovna denunció a la Metro Goldwyn Mayer por difamación e invasión de su privacidad. 

Los hechos reales

El príncipe Félix Yusúpov, quien junto a otros conspiradores orquestó el asesinato de Rasputín. Vía: Wikipedia

Al parecer, la noche del 16 al 17 de diciembre de 1916 Rasputín fue a casa de Irina, el palacio Moika de San Petersburgo, para conocerla, invitado por el príncipe Félix. En realidad, Irina ni siquiera sabía nada de la invitación puesto que se encontraba en Crimea en aquel momento. El monje cayó en la trampa que le tendió el príncipe.

Efectivamente, Félix Yusúpov, el diputado Dimitri Vladímir Purishkévich, el gran duque Dmitri Dmitri Pávlovich Románov y otros conspiradores orquestaron el asesinato del famoso Rasputín en el palacio de Moika. Allí le envenenaron, dispararon y golpearon hasta la muerte, para posteriormente lanzar su cadáver al río Neva.

Rasputin, querido y odiado a partes iguales, fue uno de los personajes clave que condujeron al zar y su familia hacia la desgracia

Tras el asesinato, el zar, ante el regocijo causado por el crimen, no pudo infligir a su pariente castigo más duro que el exilio dadas las súplicas de la familia imperial. Estos hechos salvaron a los Yusúpov de una muerte casi segura, la cual podrían haber encontrado durante la Revolución Rusa como tantos otros Romanov.

El juicio

Irina Alexándrovna, en la foto, denunció a la MGM por difamación Vía: Wikipedia

Irina ganó el juicio ante los estudios de cine por difamación hacia su persona, por el que recibió 127.373 dólares en un juzgado inglés y 250.000 dólares en un acuerdo extrajudicial con la MGM. 

Los estudios, por su parte, eliminaron la escena donde se insinúa la violación que explicaba el cambio de parecer de la princesa respecto a Rasputín, pues al principio de la película le mostraba su apoyo. También retiraron la circulación del film durante décadas. 

Así pues, Rasputín e Irina nunca se conocieron. Fue su esposo, Félix Yusúpov, quien tuvo contacto con él y orquestó su asesinato. La misma escena, atendiendo a los rumores en torno a Rasputín, habría tenido más sentido si implicase a la zarina, pero la MGM decidió no hacerlo puesto que los actores que encarnaron sus papeles eran hermanos en la vida real.

Desde entonces, los estudios decidieron advertir siempre que podían, aunque fuera obvio que lo mostrado fuera falso.

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