El experimento que conmocionó al mundo de la psiquiatría y acabó con el médico que lo creó

Publicado 5 mayo, 2017 por admin
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En 1973, el psicólogo estadounidense, David Rosenhan, llevó a cabo uno de los experimentos más controvertidos de la historia de la medicina y con el que realizó una demoledora crítica sobre la fiabilidad del diagnóstico psiquiátrico y sus abusos. 

Sobre estar cuerdo en un manicomio 

Rosenhan estudió psicología en la Universidad Yeshiva, en 1953 obtuvo su título de máster y, en 1958, su doctorado en psicología. Durante una de las muchas conferencias en que participaba o asistía como publicó, el doctor planteó una duda. 

«¿Hay alguna manera de comprobar la fiabilidad del diagnóstico psiquiátrico y que este no se está aplicando de forma abusiva a problemas que nada tienen que ver o no son reales?»

Comentó su inquietud con varios especialistas y colegas, pero nadie ponía en duda la fiabilidad de la psiquiatría en un tiempo en el que se practicaban lobotomías como si fueran aspirinas

Si quieres conocer más acerca de la lobotomía como tratamiento psiquiátrico y sus terribles consecuencias, pincha aquí. 

Sin embargo, Rosenhan no estaba tan convencido y por ello diseñó un experimento para comprobarlo 

Introdujo 9 pacientes sanos -3 mujeres y 5 hombres, entre ellos él mismo- en diversas instituciones psiquiátricas (12 en 5 estados diferentes), bajo el falso pretexto de sufrir alucinaciones auditivas 

Obviamente fingían sus síntomas, pero ningún médico logró descubrir el engaño y todos ellos fueron ingresados 

Todos fueron admitidos, diagnosticados con trastornos psiquiátricos y puestos bajo tratamiento.

Tras el ingreso, todos los falsos pacientes comenzaron a comportarse con normalidad

Dejaron de fingir ningún tipo de alucinación, manifestando sentirse bien, relajados y tranquilos. Sin embargo, todos fueron obligados a tomar antipsicóticos y otras drogas como condición para su liberación. 

Uno a uno, fueron puestos en libertad en las semanas sucesivas

El tiempo de ingreso promedio fue de 19 días. Todos menos uno  fueron diagnosticados de esquizofrenia «en remisión».

El experimento había sido un éxito, demostrando la escasa fiabilidad del diagnóstico psiquiátrico. Sin embargo, Rosehand aún tenía algo en mente

Aprovechando las quejas de uno de los centros psiquiátricos, Rosenhan decidió repetir el experimento con el conocimiento de los profesionales médicos. 

El objetivo es que ellos pudieran demostrar su pericia a la hora de diagnosticar e identificar a los pacientes falsos

Durante la segunda fase 193 nuevos pacientes ingresaron en el centro médico y 41 fueron identificados como falsos pacientes potenciales. De estos, 19 habían levantado las sospechas de más de 1 profesional. 

La dirección del centro estaba muy orgullosa de su excelente capacidad para cazar falsos pacientes cuando Rosenhan reveló que, en realidad, no había enviado ni un solo colaborador. ¡Todos los pacientes eran verdaderos!

Rosenhan concluyó: «Está claro que en los hospitales psiquiátricos no podemos distinguir a los cuerdos de los locos»Igualmente ilustró los peligros de la despersonalización y del etiquetaje de las enfermedades psiquiátricas, recomendando a los profesionales tratar los problemas específicos más que de establecer etiquetas psiquiátricas, sin olvidar educar a los trabajadores para hacerlos más conscientes de la psicología social implícita en las instituciones de salud mental.

Los resultados de su estudio marcaron un antes y un después en la historia de la psiquiatría 

Antiguo sanatorio psiquiátrico, ahora abandonado / Fuente

Muchos especialistas señalaron que ningún profesional piensa que sus pacientes puedan fingir, por lo que el estudio carecía de validez. Sin embargo, la sociedad había quedado conmocionada por la ambigüedad y laxitud del diagnóstico psiquiátrico. 

Quedó claro que había habido abuso en los diagnósticos y ningún espíritu crítico, por lo que probablemente y por culpa de algún mal entendido, más de una buena persona habría quedado atrapada en el sistema. Por todo ello, las administraciones decidieron reformar y eliminar la mayoría de las instituciones mentales, tratando a los pacientes individualmente y en sus casas, con apoyo doméstico y terapéutico si fuese necesario. Sin duda, le debemos mucho. 

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