Fran es un Guardia Civil que se hizo famoso por aparecer en el programa «Control de Fronteras», de Discovery Max. Ahora su nombre vuelve a estar en boca del público, pero esta vez se debe a la acusación de tráfico de estupefacientes que pesa sobre él.
De no permitir la entrada de comida a ayudar a introducir estupefacientes
DMAX – Control de Fronteras
El que fuera en su momento uno de los guardias civiles que luchaba contra la entrada de mercancías ilegales en España, ahora se encuentra en prisión por haber ayudado a colar más de 200 kilos del codiciado polvo blanco a través del aeropuerto de Madrid-Barajas Adolfo Suárez.
En uno de los programas, Fran tiraba a la basura un tupper lleno de queso en Barajas, aeropuerto donde estaba destinado, y la pasajera, visiblemente enfadada, dijo mirando a cámara: «no somos tontos, aquí no tiran ni la droga». Efectivamente, de tonta no tenía un pelo.
El cabo de la Guardia Civil actuaba como nexo entre dos bandas criminales que ya han sido halladas por los Servicios de Asuntos Internos de la Guardia Civil y el Equipo contra la Delincuencia Organizada y Antidroga de la Comandancia de Madrid. Han sido casi 18 meses de investigación, pero finalmente se han desmantelado ambas organizaciones y 18 personas han sido detenidas. Además, se han encontrado pruebas acerca de la implicación del agente.
La investigación no ha sido sencilla, pues Fran conocía perfectamente los métodos de sus compañeros y tomó toda clase de precauciones para poder eludirlos hábilmente. Sin embargo, la DEA estadounidense y la NCA inglesa alertaron de que uno de los agentes del aeropuerto madrileño podría ser el contacto de varias bandas de narcotráfico en la Comunidad, y mostraron un fotograma de Fran sacado del programa anteriormente mencionado, «Control de Fronteras».
También se le acusa de obstrucción a la Justicia por haber enseñado a los narcotraficantes medidas de seguridad para evitar ser investigados. Su función en el aeropuerto consistía en dejar pasar determinadas maletas y pasajeros que habían llegado en distintos vuelos; después juntaba maleta y señor y lo acompañaba a la salida para asegurarse de que no le paraba ningún otro compañero. Ahora, tanto él como gran parte de las dos bandas para las que trabajaba, se encuentran entre rejas.
1.700€ de sueldo no dan para tanto
Con este «segundo empleo», Fran recibió grandes beneficios económicos que le permitieron, entre otras cosas, hacer todas sus compras en la Milla de Oro madrileña, rehabilitar un Chevrolet Camaro (aproximadamente 30.000 euros), ir a eventos VIP de casinos madrileños con gente adinerada, montar un restaurante con su consuegro e invitar a cenar a sus amistades peligrosas, y comprarle a su pareja bolsos Gucci valorados en 5.000 euros.
Daba de paga a su hijo un billete de 500€, el cuál mandó a estudiar a EEUU en una escuela de personas de un alto nivel económico.
De hecho, Fran dejó a su esposa por esta nueva pareja, colombiana, que fue quien le presentó a sus mecenas del delito. Éstos no pudieron resistirse y le hicieron la suculenta oferta, y el guardia civil aceptó. Pero, como dice el dicho, «la avaricia rompió el saco». Fran no supo parar y superó el nivel de vida esperado para un Guardia Civil.
