La revista National Geographic acaba de abrigos los ojos con respecto a las mariposas, y es que este bonito insecto no es tan encantador como parece, tiene un lado oscuro. Descúbrelo con nosotros.
Algunas son carnívoras y también las hay canivales
No todas son vegetarianas, sino que en su fase de oruga, muchas son carnívoras y no tienen reparos en cazar a otros insectos. Incluso las hay como la mariposa cebra, Heliconius charithonia, que es capaz de comerse hasta a sus propios hermanos…
Cometen violación pupar
En algunas especies, los machos localizan las crisálidas de las mariposas hembras para abalanzarse sobre ellas nada más salir. Algunas especies van todavía más lejos y rasgan el capullo para copular con ellas cuando aún están dentro de la crisálida, es lo que se conoce como violación pupar.
Se emborrachan y pelean
El entomólogo Dino Martins describió un curioso comportamiento entre los ejemplares de la Charaxes brutus, los cuales acostumbran a beber la savia fermentada que rezuma de los árboles para emborracharse y protagonizar violentas peleas a muerte.
No son tan limpias como parecen
Además de sorber el néctar de las flores, no hacen asco a la carroña putrefacta o el excremento fresco, del que obtienen el resto de sales y aminoácidos que necesitan. Piénsalo antes de cogerlas en tus manos.
También las hay que beben lágrimas de los ojos de diversos reptiles, entre los que se incluyen tortugas y caimanes.
Engañan a las hormigas
La especie Maculinea rebeli prefiere engañar a las hormigas para que estas cuiden de sus crías. Para ello, las orugas de maculinea imitan los sonidos de las hormigas reina. Así, las hormigas trabajadoras las trasladan hasta el interior del hormiguero donde las alimentan y cuidan como si fueran parte de la realeza.