El proceso de fecundación ha sido tradicionalmente ilustrado y enseñado en los libros de biología como una competencia entre los espermatozoides, carrera en la cual, el más ágil de ellos logra fecundar el óvulo. El óvulo en toda esta historia, tiene un rol pasivo, receptor, sumiso.
Sin embargo, en pleno auge feminista aparece un estudio revelador, que reconoce el rol activo del óvulo en el proceso de la fecundación, revolucionando el mundo científico y contradiciendo las leyes planteadas por el austríaco Gregor Mendel, conocido como padre de la genética.
La genética mendeliana, comprende un conjunto de reglas sobre la transmisión hereditaria genética de las características de los organismos padres a sus hijos; bajo estas teorías se soporta la genética.
Las leyes de Mendel, puntualmente se refieren a:
De las anteriores leyes de la genética de Mendel, se puede interpretar que la formación de gametos en parejas se segregan aleatoriamente, donde cada gameto recibe uno u otro, con el mismo número de probabilidades. También describe dos formas diferentes para cada factor, cuando dos variantes responsables de un factor coexisten en un individuo, una que es dominante conocida como alelo dominante y otra llamada alelo recesivo.
El estudio liderado por el científico Joe Nadeau del Instituto de Investigación Pacific Northwest, en Seattle, Estados Unidos, revela que el óvulo tiene una función activa en el proceso de reproducción, porque puede elegir o rechazar a los espermatozoides, de acuerdo con la carga genética del gameto masculino.
Lo anterior, implica un proceso más complejo, un proceso de selección sexual a nivel celular. Esto contradice y hace replantear la idea del proceso de fecundación como un acto aleatorio.
El estudio fue realizado, cruzando un grupo de ratones machos con genes normales, con dos grupos de hembras, uno con genes normales y otro artificialmente manipulados con genes propensos a desarrollar cáncer de testículos, una de las maneras más hereditarias de tumor.
En la primera fecundación, los resultados arrojados estaban de acuerdo con las leyes de Mendel, las crías presentaban genes aleatorios. Sin embargo, fue en la segunda fecundación, cuando se invirtió la situación (grupo de hembras con genes sanos que se mezclarían con machos portadores del gen mutante) se observó que solo el 27% de las crías presentaban el gen mutante, contradiciendo así las leyes de Medel, que esperarían un 75%.
Este estudio arrojó como hallazgo que la fertilización no es aleatoria, sino que es el resultado de un proceso que permite al óvulo realizar una selección del espermatozoide con gen normal, en vez de seleccionar el gen mutado, lo que se conoce científicamente como «fertilización genéticamente tendenciosa».
Este artículo fue modificado el 18 marzo, 2019 12:16 pm