El pozo de Jacob: Las cuevas submarinas más peligrosas del mundo, pocos salen con vida

Publicado 21 julio, 2022 por redaccion
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Una compleja red de cuevas que simboliza un reto para los buzos que buscan aventura. Año con año exploradores intrépidos entran para bucear pero solo unos cuantos han salido con vida. 

Se trata de un manantial que en el pasado fue venerado por los nativos americanos. Se encuentra en el condado de Hays, Texas y presenta una anomalía: desciende a un abismo de pesadilla. Toda una maravilla natural que sirve para que los habitantes de Texas puedan refrescarse del calor abrasador del verano. 

Por otro lado también es uno de los lugares más peligrosos del estado, te presentamos al Pozo de Jacob. 

Este pozo natural fluye de un depósito subterráneo natural conocido como el Acuífero Trinity, por lo que se sabe, puede que exista desde hace millones de años.

También se sabe que alberga múltiples cámaras subterráneas y muchos temerarios se sumergen con el fin de explorar su longitud que se extiende por más de un kilómetro por debajo de la superficie. Algunos dicen que es el viaje de su vida. Y otros han descendido y sólo han encontrado la muerte.

La mayoría de las personas optan por descansar en la orilla del agua fría, otros tantos saltan al pozo desde afloramientos cercanos para entrar por la estrecha abertura. 

Luego tenemos a los temerarios que se zambullen libremente a una profundidad de 50 metros y maniobran por sus delgadas cuevas submarinas. Sin embargo, solo los buzos profesionales pueden explorar las cámaras subterráneas que están más profundas. 

Bucear desde la entrada hasta el final del pasaje principal le tomaría a una persona normal más de 5 horas, un recorrido sumamente difícil. Se trata de un entorno desafiante e implacable y al menos 9 personas perdieron la vida en los últimos años lo que llevó a algunos a llamarlo «uno de los lugares de buceo más peligrosos del mundo».

El escritor Louie Bond cuenta parte de la historia de esta maravilla natural en un artículo titulado «El atractivo fatal del pozo de Jacob». Describe al menos cuatro cuevas en lo profundo del pozo, algunas con aberturas tan estrechas que los buzos tienen que quitarse sus tanques para pasar.

Bond también describe la recuperación de una de las víctimas del pozo en el año 2000, realizada por un buzo del Equipo de Recuperación del Área de San Marcos: «No se podía distinguir de arriba a abajo, de izquierda a derecha. No podías ver tus indicadores. Raspabas el fondo y golpeabas las bombonas todo el tiempo. No tenías nada a lo que recurrir excepto a tu entrenamiento. Nos sentimos bastante aliviados de salir».

Las cámaras de la cueva pueden ser complicadas, especialmente la tercera ubicada a 24 metros debajo de la superficie que presenta una salida «falsa» que ha atrapado y matado a varios buzos. La cuarta cámara es quizás la más peligrosa, ya que implica atravesar un pasillo muy estrecho. Dos jóvenes de Texas quedaron atrapados en una de las cuevas del pozo y se ahogaron en 1979, los restos de otro buzo fueron encontrados en 1981 y ha habido otras muertes hasta el 2000.

Diego Adame es uno de los buzos que logró salir a salvo de la cueva y documentó su recorrido. 

El joven de 21 años originario de San Antonio decidió bucear en las profundidades de la cueva y grabó su travesía. Sin embargo, en un punto pierde una de sus aletas y queda atorado entre las cuevas. Por lo tanto tuvo que cortar su cinturón y dejar caer todo su equipo para poder volver a la superficie antes de quedarse sin tiempo: «Por una fracción de segundo pensé en la muerte y en mí mismo muriendo ese día», dijo Adame.

A pesar de la experiencia cercana a la muerte, el entusiasmo de Adame por el buceo arriesgado se mantuvo. «No tengo planes de dejar de bucear pronto» dijo, además de declarar sus intenciones de volver a intentarlo. 

Estas historias no asustan a los turistas y si bien está prohibido saltar desde las rocas que rodean la abertura, muchos ignoran las reglas. En teoría el pozo no es profundo, pero es “accesible”. Sin ningún equipo de buceo, un niño podría bajar por ese gran agujero y tocar la entrada a la cueva propiamente dicha. También cualquier ignorante con una bombona de buceo podría sumergirse en él. 

Lo realmente peligroso es que mucha gente confía y no dimensiona los riesgos. El principal es la falta de luz,  ya que el fondo es una capa de limo fino. Si no sabes cómo mover las piernas, dispersas ese limo por el agua lo que hace que tu visión sea literalmente cero. Y el agua permanece así hasta que se acabe el aire. Completamente ciego, sin importar cuán poderosa sea tu linterna, no tendrías forma de ver la cuerda que conduce hacia afuera.

Así que terminas desperdiciando aire nadando en círculos alrededor de la guía, luego te arrastras por una chimenea sin salida pensando que has encontrado la salida. Además, por debajo de 30 metros es donde se activa la narcosis por nitrógeno. Ahora, imagínate en total oscuridad, perdido, nadando por una salida falsa, y con el oxígeno en mínimos… 

Solo nos queda desear buena suerte a los aventureros.

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