Ya sabéis que sentimos una profunda debilidad por los lugares prohibidos, como por ejemplo la Isla Sentinel del Norte, a la que recomiendo que jamás viajéis si es que queréis seguir con vida; o aquellos a los que los expertos recomiendan que no vayamos, pues estaríamos poniendo nuestra salud en serio riesgo. Sin embargo, hoy hemos querido mostraros un lugar en el que los hombres no tienen cabida alguna. Me refiero a Umoja, una pequeña población africana habitada exclusivamente por mujeres.
Umoja es una pequeña aldea de Kenia que comenzó siendo un refugio para las víctimas de abuso sexual. Quince años después de su fundación, el pueblo está prosperando considerablemente. Gracias a las imágenes de la fotógrafa Georgina Goodwin, haremos un pequeño tour por la comunidad habitada por un solo sexo, desvelando qué motivos les llevaron a vivir en la clandestinidad y conociendo todas sus costumbres:
En 2008, Lolosoli fue invitada por las Naciones Unidas para asistir a una conferencia mundial sobre el “empoderamiento” de la mujer en Nueva York.
Las mujeres de Umoja han creado un centro cultural y un camping para los turistas que visitan la cercana Reserva Nacional de Samburu. Con los beneficios obtenidos han conseguido repoblar y florecer la zona, incluso han podio contratar los servicios de varios hombres para atender a los rebaños.
La aldea de los hombres intentó levantar, sin éxito, una oferta turística similar. Además, muchos se han mudado a otros lugares y han tenido problemas para contraer matrimonio, pues muchas de las mujeres de la zona han decidido seguir el ejemplo de Lolosoli.
Una joven de Umoja dice que tiene 5 hijos, todos ellos de padres distintos. «En nuestra cultura no está bien visto tener hijos sin estar casada, pero es mucho peor no tener ninguno. Sin niños no somos nada.»
María, de 34 años, confiesa que fue vendida cuando tenía 16 a un hombre de 80 por una manada de vacas. «No quiero abandonar nunca esta comunidad, donde las mujeres somos apoyadas. No tenemos mucho, pero en Umoja tenemos todo lo que necesitamos.»
Fuente: theguardian