En una sociedad que evoluciona a pasos agigantados con cosas que hace tan solo 100 años eran inimaginables, resulta extremadamente curioso que uno de los primeros inventos creados por el hombre haya podido mejorarse, sin que a nadie en todo este tiempo se le ocurriese primero.
El finlandés Heikki Kärnä pasó largos años intentando crear un hacha más fuerte que la convencional y que permitiese generar un montón de leña en cuestión de minutos. Esta es su historia:
El origen del hacha se remonta al Paleolítico Inferior, etapa inicial de la Edad de Piedra. Las piedras de sílice eran talladas en forma amigdaloide, mientras que las de diorita o basalto se pulían en uno o dos extremos, y a veces con una muesca en medio. Estas se sujetaban a un palo mediante fuertes ligaduras, formando un ángulo recto. Las primeras hachas se utilizaban como arma ofensiva para cazar o defenderse de los animales salvajes.
La tarea resultó tan agotadora, que solo podía pensar en cómo hacerlo más fácil. Después de mucha persistencia, por fin dio con la solución: integrar la mecánica de palanca. Además, el metal está unido al mango por uno de los lados, y no por el centro, cambiando el centro de gravedad y la línea de ataque del hacha.
Se usa prácticamente igual que el hacha convencional, salvo que hay que relajar el control del mango cuando la herramienta golpee el tronco. De este modo, el hacha se inclinará automáticamente hacia la derecha, separando la parte seccionada con la misma fuerza del golpe.
Si queréis saber más sobre esta renovada herramienta, visita la página web, donde también podrás adquirir el producto. A continuación, os dejamos una demostración gráfica, para que veáis en acción a la Vipukirves.
Fuente: politicaysociedad, infradex
Este artículo fue modificado el 30 agosto, 2019 1:03 pm