¿Eres un adicto a la comida? 8 síntomas y 4 porqués

Publicado 3 noviembre, 2017 por Carlos Hervás
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Lo primero ¿qué es un adicto? y no, no era lo que pensabas. Los 4 porqués

El paradigma de las adicciones ha variado durante los últimos años, y lo que en principio se simplificaba, ahora se desarrolla. Pero empecemos con un ejemplo: varios grupos de científicos se reunían en torno a la idea de que para ser adicto debía haber una sustancia que creara un estado alterado de la conciencia, como con el alcohol y la consecuente borrachera, la heroína y su «viaje», etc. Pero se identificaron sustancias a las que la gente se enganchaba y no repercutía en ningún estado alterado, como por ejemplo el tabaco.

Para más inri, y como expone el periodista Darío Pescador en su completo artículo en el El Diario, hay sustancias como la morfina, un opiáceo «familia» de la heroína, que a pesar de administrarse en hospitales a pacientes para reducir el dolor durante un periodo prolongado de tiempo, no las echaban en falta cuando volvían a su casa. Entonces ¿por qué había gente que se volvía adicta y personas que no ante la misma sustancia?

1.- Es el cerebro el que se vuelve adicto

No, no es echarle la culpa a otro, es que nuestro cerebro se adapta y cambia, literalmente y físicamente hablando. Cuando queremos aprender a conducir permanecemos pendientes de todo, y una vez que ya somos conductores todo se realiza automáticamente. También ocurre cuando aprendemos a tocar el piano, escalamos una montaña, etc. Detrás de esto, nuestro cerebro realiza nuevas conexiones neuronales para facilitarnos la labor. Piensa en ello como un músculo que desarrolla nuevas fibras musculares para poder levantar el peso del gimnasio.

¿Pero qué tiene que ver esto con la adicción? Para que el cerebro cambie no basta con la repetición o la intención por hacer algo, se necesita un refuerzo, una recompensa.
Y aquí es donde aparece «el núcleo accumbens», el encargado cerebral de recompensarnos después de hacer una labor, regalándonos una dosis de dopamina, y a nuestro cerebro le encanta. Pero nuestra masa sesuda no es tonta, millones de años de evolución han determinado que un cerebro sano secrete dopamina con actividades que nos hagan persistir como especie dentro de las normas de la selección natural, esto es: ejercicio, sexo, música, etc. pero la más importante: la comida. Y esto nos lleva al punto 2

2.- La evolución del hombre y por qué ha «cortocircuitado» con la comida

Obesidad mórbida, una de sus causas más habituales el consumo descontrolado de calorías

Obesidad mórbida, una de sus causas más habituales el consumo descontrolado de calorías

Y ahora vamos a relacionar los argumentos de los dos párrafos anteriores «conexiones neuronales» y «dopamina». Las drogas hacen que se estimule la producción de dopamina sin que hayamos hecho algo que lo merezca, y si hacemos esto repetidamente, nuestro cerebro cambiará físicamente para que sigamos proporcionándosela.

Si comemos, nuestro cerebro dice «bien hecho colega, hoy no nos vamos a morir por desnutrición, toma un poquito de dopamina». Todo correcto hasta aquí, pero la evolución le enseñó a nuestro cerebro que las sustancias dulces, más escasas de manera natural que los otros sabores, aportan mucha energía ¡y eso para cazar mamuts es importante!. Pero, ¿qué ocurre cuando de repente a nuestra alimentación le ocurre algo con lo que la naturaleza no contaba?.

La industria alimentaria encontró el filón con el azúcar: si lo añadían a TODOS los productos, sabían mejor y la gente los consumía, más y más. No tenemos la culpa, estamos programados para que nos gusten. Y al igual que años atrás la cocaína no se consideraba perjudicial hasta que pudo demostrarse lo contrario, hoy nos topamos con el azúcar.

Las señales de recompensa creados por alimentos muy apetecibles pueden acaban anulando las señales de plenitud y satisfacción. Como resultado, la persona adicta sigue comiendo incluso cuando no tiene hambre.

3.- ¿Y por qué la gente no se daba cuenta de lo mala que era el azúcar?

antes-despues

Era más fácil identificar como enfermo a un médico que no hacía nada más que tocarse la nariz, tenía un comportamiento agresivo repentino, y que esnifaba siempre que podía que a una persona obesa, quizá el síntoma más evidente de la adicción a la comida.

Además, la mayoría de la gente tenía problemas de desnutrición y se asociaba un cuerpo obeso con un cuerpo sano y con estatus económico. Poco a poco la situación en la mayoría del mundo mejora y cada vez más gente puede comer tanto como quiera… y comienzan a multiplicarse los casos de obesidad, tantos que se normaliza.

4.- Para que haya una adicción debe haber dolor psicológico

¿Pero por qué hay gente que come dulce habitualmente y no es obesa? Se está llegando a la conclusión de que para que haya una adicción tiene que haber un origen: dolor, especialmente psicológico.

Para muchas personas comer es una manera de afrontar el dolor, aunque no lo hagan conscientemente con ese fin. Emocionalmente se encuentran mal y comen, y la recompensa de dopamina mejora su ánimo. Por eso detrás de muchas adicciones a la comida y obesidad hay estrés, depresión, traumas emocionales, etc.

Vale, tengo unos kilos de más, ¿soy un adicto a la comida?

Puedes pensarlo o pueden habértelo sugerido, pero en este punto vamos a ser concisos y muy claros, eso solo te lo puede diagnosticar un médico. Nosotros solo vamos a darte algunos comportamientos «de manual» que pueden indicar que lo eres. Si tienes alguna duda tras leerlos, pide cita con tu médico.

8 síntomas de que puedes ser un adicto a la comida

1.- Sentir antojos a pesar de estar saciado

2.- Comer muchísimo más de lo que se pretende

3.- Comer hasta sentirse excesivamente lleno

4.- Sentirse culpable luego, pero hacerlo otra vez

5.- Inventar excusas de por qué debes satisfacer un antojo, por ejemplo, por qué debo pedir comida rápida aunque haya comida saludable en la nevera

6.- Fallos repetidos ante la tarea de establecer reglas para uno mismo, como por ejemplo «no voy a volver a picar entre horas»

7.- Ocultar al resto tus malos hábitos

8.- Ser incapaz de abandonar el mal hábito incluso a pesar de sufrir problemas físicos

Fuentes: Eldiario, mdpi, adiccion.co, nutricionsinmas

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