Esta estación de tren japonesa fue construida alrededor de un árbol de 700 años, he aquí el porqué

Publicado 26 enero, 2017 por admin
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La cultura oriental ha demostrado tener mucho más respeto por la naturaleza que los occidentales, al menos por aquellos arboles centenarios y milenarios que viven en sus tierras. Ya hemos visto antes como son capaces de desviar carreteras y edificios para protegerlos. Ojalá, en el caso de China, tuvieran el mismo respeto por las emisiones vertidas en el agua y el aire, pero eso es otro cantar que bien daría para otro artículo. 

Lo cierto es que no tenemos por qué aprender de todo, solo de lo bueno y en eso, quizás Japón sea mejor ejemplo. Por ello quiero contaros la historia del árbol de la estación de Kayashima en Osaka.

En la estación de ferrocarril de Kayashima, situada en el extrarradio noroeste de Osaka, crece un imponente árbol de alcanfor de 700 años de edad

Cuando la estación fue construida en 1910, el árbol quedaba situado en los aledaños, pero con el tiempo quedó pequeña y se hizo necesaria una ampliación 

En 1972 el gobierno local aprobó un proyecto que incluía la tala del árbol centenario, pero todo aquel que trataba de cortarlo se veía envuelto en algún tipo de evento desafortunado

Inmediatamente la población local se opuso argumentando que en él vivía algún tipo de divinidad. Así fue como cientos de leyendas sobre el árbol de la estación comenzaron a circular

Un operario logró cortar una rama y la temperatura del clima cayó estrepitosamente. Otro se aproximo a cortar su tronco y su casa se incendió. Todo aquel que trataba de atentar contra el árbol, caía en desgracia.

Los japoneses empezaron a reverenciar el árbol, montando un altar en su honor

El gobierno local se vio obligado a modificar el proyecto de construcción para respetar el árbol, construyendo la estación a su alrededor

La construcción comenzó en 1973 y fue muy laboriosa, tanto que el proyecto finalizó en 1980. Sin embargo todo el mundo quedó encantado con la nueva estación 

Un buen ejemplo que demuestra que el hombre puede adaptarse -si lo desea- al medio que le rodea, respetándolo y cuidando de él. 

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