Todo comenzó como un proyecto artístico por el escultor estadounidense Sam Van Aken, «Tree of 40 fruit» o el Árbol de los 40 frutos en español, es una pieza creada de elementos completamente naturales.
Se trata de un árbol único que produce cuarenta tipos diferentes de frutas como ciruelas, melocotones, nectarinas, cerezas y almendras, por nombras algunas. Van Aken ha cultivado más 20 árboles a traves de la técnica de injerto. El objetivo del proyecto es resaltar la belleza de la naturaleza.
Sam Van Aken
«Es una oportunidad maravillosa para que los niños interactúen con una pieza de arte que también produce fruta», dijo Autumn Young, director de Marketing del museo «Children’s Discovery of San José.
Aunque suene descabellado, la iniciativa de Van Aken, que también es profesor de arte en la Universidad de Siracusa en Nueva York, tiene que ver más con fomentar una relación con el ambiente, la naturaleza y el ser humano, además de sensibilizar a la sociedad de que el arte y lo natural pueden coexistir en un mismo lugar.
Sam Van Aken
El resultado de los injertos no es un proceso nada fácil, al contrario es necesario esperar varios años para ver los resultados, además del cuidado especial que tienen que hacer para su mantenimiento, como cuidar la poda y tener en cuenta el ciclo de crecimiento de cada fruta.
En primer lugar, el artista diseña y planea cada árbol que será plantado, por lo que seleccionar la especie de fruto para que florezca en determinados momentos del año es clave para garantizar su éxito.
Sam Van Aken
El rotar y agregar diferentes especies de frutos propicia que el increíble árbol produzca sin parar por todo el año. Cuando florece tiene una mezcla de varios colores como rosa, carmesí y blanco en primavera.
«The Tree of 40 Fruit» es una forma de conservación y preservación de algunas variedades de frutas con hueso que no son producidas o se encuentran disponibles a nivel comercial.
Sam Van Aken
Su iniciativa se volvió relevante que ha llegado a varios lugares de Estados Unidos y actualmente los puedes encontrar en jardines comunitarios, museos o como parte de colecciones privadas en Nueva York, Pensilvania, Nueva Jersey, Massachusetts, Maine, Kentucky y Arkansas, algunos árboles han llegado hasta China y Suecia.
El arte completamente natural de Sam Van Aken realmente quiere romper cualquier tipo de barrera y llevar sus piezas a cada rincón del mundo, no solo para dar a conocer su obra a nivel global sino también para incrementar la diversidad frutal existente.
