Desde bien pequeñitos nos enseñan que los trenes van por tierra, los aviones van por aire y los barcos, por el agua. Estos 3 paradigmas de la locomoción no los pone en duda nadie, hasta que nuestros propios ojos nos muestran lo contrario.
En la frontera entre Africa y el continente asiático se encuentra el canal de Suez. Inaugurado en 1869, su objetivo era facilitar la relaciones marítimas comerciales entre Europa y el sur de Asia. Este canal permitió que las rutas marítimas entre ambos continentes fuesen mucho más rápidas debido a que ya no hacía falta rodear el continente africano.
Sus 163 km de largo alterna tramos de una anchura considerable con otros de apenas unos metros. Esto, unido a que atraviesa zonas desérticas ha propiciado la aparición de una especie de fenómeno bastante curioso. Nosotros los hemos llamado «los barcos andantes de la arena», y enseguida comprenderéis el porqué.
En algunas partes del canal de Suez, la perspectiva juega una mala pasada, y puede hacernos creer que estamos viendo a un buque navegando entre las dunas del desierto. Esto es algo que no pilla de improviso a las gentes que viven cerca de sus tierras, pero todo aquel que lo presencia por primera vez queda bastante sorprendido.
Como si de una novela de fantasía se tratara, cientos de barcos cruzan, aparentemente, las arenas de estos lugares todos los días. En algunos tramos solo se ve la parte más alta del barco, siendo el resto tapado por el terreno. Cuando esto sucede el impacto a la vista es superior aún.
Ver estos barcos en fotografías es una imagen curiosa, pero al no apreciar su movimiento, la cosa pierde gracia. Por eso os queremos mostrar un vídeo donde un carguero de dimensiones considerables se desplaza, tranquilamente, como si la tierra fuese su medio natural.
