El fotógrafo Zed Nelson emprendió un proyecto de lo más inusual. Durante 22 años -de 1991 a 2013- estuvo fotografiando a la misma familia, en el mismo día cada año. Para ello, utilizó el mismo telón de fondo y la misma iluminación, ya que no quería distraer al público con ningún otro elemento que no fuese mostrar el crecimiento de esta familia.
No tenemos otras palabras para esta transformación, que no sean de la índole de increíble o asombrosa. Se trata de la oportunidad de ver cómo el bebé va cambiando año tras año a pasos agigantados, hasta convertirse en adulto. Sin embargo, la figura de los padres, antes jóvenes y fuertes, va menguando poco a poco según vamos pasando fotos. Una progresión temporal inevitable a la que todos estamos sometidos, pero que pocas veces podemos ver de esta manera tan alucinante:
Todo comenzó con la llegada del bebé.
Después de un año, estos padres parecen haber dormido un poco más.
El niño está precioso y ¡mirad cuánto ha crecido en un año!
La mamá siempre acorde con las últimas modas durante los 90.
Parece que el pequeñín estaba mosqueado ese día.
La madre se cambió el look y el padre fue perdiendo más pelo.
Aunque parece que se lo pensó mejor y se volvió al rubio.
Lo que más destaca de las fotos, además de los cambios de apariencia de la madre, es el rápido crecimiento del niño año tras año.
Madre e hijo se cortaron mucho el pelo. El padre también empieza a verse distinto.
En esta se les ve particularmente felices.
El niño está encontrando su propio estilo. La sonrisa de la madre es preciosa, a la vez que risueña.
En tan solo un año, el niño casi ha conseguido superar a su madre en altura.
Aquí ya la ha sobre pasado y se aproxima a alcanzar a su padre. Diríamos que ya está empezando a dejar de ser un niño para convertirse en hombre.
El que más ha envejecido del matrimonio es el padre, aunque si echamos la vista atrás, a la madre también se le notan los años.
En ese año no cambiaron mucho las cosas.
Y aquí sin embargo se les ve completamente cambiados.
Ahora el muchacho es tan alto como su padre.
Y aquí vemos que ya es más alto que él. El estilo de la madre nos encanta. El padre se mantiene en su linea sin muchos cambios aparentes.
El muchacho ya es prácticamente un hombre.
En un año no han cambiado mucho las cosas, exceptuando las gafas del hijo.
El padre dejó su etapa madura de forma casi instantánea. ¡La madre tan a la última como siempre!
Simplemente fantástico. Os recomendamos que volváis al principio de la galería para poder ver el contraste entre la primera y la última foto. Una manera espectacular de captar el tránsito de los años de una familia.
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Fuente: diply
Este artículo fue modificado el 14 septiembre, 2019 5:03 pm