Fue desalojada de su casa a los 89 años, pero sus vecinos hicieron algo increíble

Publicado 20 septiembre, 2017 por Alberto Díaz - Pinto
PUBLICIDAD

Cuesta imaginar que a una edad avanzada, un buen día, te echen de la casa en la que has visto crecer a tus propios hijos y en la que llevas viviendo prácticamente toda una vida. Eso fue lo que precisamente le ocurrió a Angie Tyma, una mujer de 89 años de Florida, EE.UU. Sin embargo, sus vecinos no estaban dispuestos a ver cómo la anciana se quedaba en la calle.

Cuando el marido de Tyma murió, la casa se la vendieron a un amigo de la familia que alquiló la casa a la anciana. No obstante, esta persona había dejado de pagar la hipoteca y el banco se vio en la obligación de quedarse con la casa y sacarla a subasta, según la revista People.

«Me echaron fuera«, contó la anciana. «No podía creerlo«.

Sus vecinos cuentan que la octogenaria fue obligada a abandonar la casa con sus pertenencias, y que solo se le permitió volver a por sus medicinas y su prótesis dental con ayuda de los Servicios Humanos del condado.

Pero sus vecinos, cuando vieron la escena, decidieron repartirse las pertenencias de la anciana para custodiarlas en sus respectivas casas y llevaron el resto a un almacén local. También organizaron una colecta benéfica para que Tyma y sus dos perros pudieran quedarse en un motel local, donde trabajaba uno de sus vecinos.

Tyma, que es bien conocida en su barrio por ser una persona audaz y llena de franqueza, pidió a su vecina Danielle Calder el mayor de todos los favores. Le pidió que si podía comprar su casa al banco, a lo que finalmente accedió, por una cantidad de 167.000 dólares, con intención de alquilársela a Tyma. 

«Honestamente, no necesitaba otra casa. Pero al mismo tiempo no podía dejarla viviendo en una habitación de motel… Ella ha estado viviendo aquí durante tanto tiempo, que todos la conocen. En el vecindario somos todos como familia«, declaró Calder para Today.

Tyma fue capaz de regresar a su casa, eso sí recién pintada, para su 89 cumpleaños. 

«Normalmente mis vecinos me hacen una tarta por mi cumpleaños. Pero esta vez, cuando salí del coche y vi a toda esa gente, medios de comunicación… estaba en estado de shock. Me quedé sin palabras. Ni siquiera podía hablar«, confesó la anciana.

Una historia que ha terminado con final feliz, gracias a la gente desinteresada y dispuesta ayudarse entre ella de corazón y de manera altruista, algo que escasea hoy día.  

PUBLICIDAD
Otros artículos de esta categoría...