Las extrañas pero realmente útiles gafas de hueso o madera que utilizaban los inuits

Publicado 15 enero, 2020 por Alberto Díaz - Pinto
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Ataviado con un par de gafas extrañas, este inuit no está tratando de hacer una declaración de moda. Se está preparando para una caminata a través de la tundra helada.

Los inuit, los yupik, así como otros pueblos del Ártico, llevan utilizando las mismas lentes de protección durante miles de años, y siguen siendo igual de efectivas. Estas gafas de nieve están hechas de cualquiera de los materiales que les brinde el remoto Ártico, siendo la madera a la deriva, los huesos de animales, el marfil de morsa y las astas de caribú las opciones más usadas. También se han encontrado ejemplares realizados con la vegetación de los pastos marinos.

Estas gafas están talladas para adaptarse a la cara del usuario, con un gran surco cortado en la parte inferior donde descansan sobre el puente de la nariz. Para que no se caigan, utilizan una correa elaborada con piel de morsa o tendón de caribú. Las hendiduras horizontales talladas en la zona de los ojos tienen la función de reducir la cantidad de luz entrante y, por tanto, reducir el resplandor de la nieve.

Debido a que están realizadas artesanalmente, las gafas varían mucho en estilo, forma y tamaño, por lo que cada par de gafas es único.

Unas gafas muy especiales

Como sabréis, combinados, el sol y la nieve pueden jugarnos una mala pasada. No solo podemos terminar con la cara como los pendientes reales de Machín, sino que el resplandor del sol sobre la nieve puede cegarnos momentáneamente. Es por ello que los inuits llevan utilizando estas lentes desde hace milenios. Gracias a ellas, eran capaces de cazar y viajar a través de la tundra helada sin ningún tipo de impedimento visual. Además de las rendijas talladas que hacen que ingrese menos luz, mezclaban pólvora u hollín con aceite y lo frotaban por el exterior, para reducir aún más el resplandor entrante.

A medida que aumentaba la cantidad de luz a finales de inverno, las gafas se convertían en una herramienta imprescindible para salir al exterior, ya que los rayos ultravioletas reflejados en la nieve podían provocarles multitud de lesiones oculares. Pero no penséis que las rendijas de las gafas disminuían su visión, sino más bien todo lo contrario. Cuanto mayor era el ancho de las ranuras, mayor era el campo de visión. Todo ello sin contar con que las gafas les ayudaban a enfocar mucho mejor, mejorando considerablemente su agudeza visual. En cierto sentido, les daban una visión sobrehumana.

De este modo, podemos decir abiertamente que las primeras gafas de sol del mundo fueron fabricadas por los inuits hace unos 2.000 años, en alguna remota región de la costa oeste de Alaska. De hecho, son tan valoradas que en el año 2006 Christie’s subastó un hermoso par de gafas bellamente talladas por la friolera de 216.000 dólares.

Esquimales no, mejor «inuits»

El peor insulto que podemos dedicarle a un inuit es llamarle «esquimal», pues literalmente significa «hombres comedores de carne cruda». Así pues, con el auge de lo políticamente correcto, es normal que la palabra esquimal esté siendo desplazada por inuit, aunque no lo utilicemos con sentido peyorativo.

«Inuk», que significa «ser humano», es la forma singular de «Inuit», término común para describir a todos los pueblos que habitan en las distintas regiones del Polo Norte. Además, también sirve para designar el idioma que hablan.

Los inuit habitan al noroeste, suroeste y sureste de Groenlandia, norte de Alaska y norte de Canadá y, aunque tienen el mismo origen, los habitantes del norte de Siberia, las cuencas de Kuskokwim, las islas de Ninivak y Nelson y la península de Kodiak son conocidos como «yupik». En total, se trata de una comunidad de poco menos de 140.000 habitantes, por lo que se teme por la pérdida de su cultura, así como de sus costumbres.

Fuentes: amusingplanet, christies, beyondbuckskin

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