Leer de vez en cuando una historia de amor no nos viene mal a ninguno. Especialmente estos días que hace frío, está nublado y los ánimos decaen. Por eso hoy os contamos la historia del señor y la señora Kuroki, sobre cómo ella perdió la sonrisa y se alejó del mundo y su marido hizo todo lo posible por hacer que la sonrisa volviera a estar en sus labios.
Sus planes de jubilación se vieron frustrados debido a que la señora Kuroki perdió la vista
Se casaron en 1956. Tuvieron dos hijos y trabajaron como productores de leche en Shintomi, Japón. Aunque el trabajo era duro, eran felices y comenzaron a planificar su jubilación conforme iban envejeciendo. El plan era viajar juntos por Japón. Pero, tras 30 años de matrimonio, la señora Kuroki, que entonces tenía 52 años, perdió la vista en cuestión de una semana debido a unas complicaciones con la diabetes que padecía.
Esta nueva condición hizo que se deprimiera y se aislara cada vez más. Su marido sabía que ella estaba pasando un momento muy duro y no dejó de pensar en maneras de hacer que los amigos y familiares la visitaran. Un día, el señor Kuroki descubrió unas flores rosadas de shibazakura creciendo en su jardín y se percató de que algunas personas se detenían para admirarlas. Además de preciosa, esta flor tenía un potente y agradable aroma.
Fuente: Youtube
Durante los dos siguientes años, se dedicó a plantar miles y miles de flores fuera de la casa en la que vivía junto a su mujer.
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En su intento por hacer que su esposa sonriera de nuevo, creó una impresionante alfombra perfumada de un rosa brillante justo frente a la puerta principal de su vivienda.
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Este romántico plan surtió el efecto deseado
Poco a poco, la señora Kuroki comenzó a salir de casa para poder disfrutar del nuevo aroma que reinaba en su jardín gracias a la incansable labor su marido. Una década después, el hermoso y llamativo jardín atrae a visitantes de las ciudades circundantes. Pueden llegar a pasar hasta 7000 visitantes al día durante la primavera. Además, la historia de amor tampoco ha pasado inadvertida para los visitantes, que quieren conocer en persona al matrimonio.
Desde entonces, se puede ver a la señora Kuroki paseando por el jardín de la mano de su marido, ahora con una amplia y brillante sonrisa en su rostro.
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No te pierdas este breve vídeo donde podemos apreciar la inmensidad del jardín y el brillante color rosa de las flores. También vemos grupos de visitantes que incluso se hacen fotografías con el matrimonio Kuroki y ambos parecen encantados con la atención que están recibiendo.
