Malcolm Myatt: el hombre que no podía estar triste y por qué no podemos ser felices siempre

Publicado 9 junio, 2020 por Vanessa P.
Malcolm Myatt
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Una cosa es ser una persona positiva que siempre intenta mirar el lado bueno de la vida, y otra cosa es no sentir tristeza nunca. Malcolm Myatt sufrió un derrame cerebral que le provocó esto último. La parte del cerebro encargada de la regulación de las respuestas emocionales quedó afectada por este derrame y eso le convirtió en la persona más risueña de su pueblo. En cambio, nosotros no podemos ni debemos aspirar a ser felices siempre. A continuación te explicamos por qué.

Malcolm Myatt no podía sentir la tristeza desde que tuvo un derrame cerebral

Myatt estaba sano y trabajaba como camionero antes de sufrir un derrame cerebral en 2004. Era un hombre alegre al que le gustaba contar chistes, pero desde entonces era totalmente incapaz de sentir tristeza. Según contó a The Daily Mail, esto le sentó como una bendición. Desde el accidente, recordar algo triste o ver que sucedía algo malo no le hacía llorar. Sonreía en los funerales y contaba chistes en las situaciones menos alegres, mientras los demás le miraban perplejos.

Claramente, ser feliz todo el tiempo es mucho mejor que si esto ocurriera al revés. La felicidad permanente de Myatt se debía a que el derrame afectó al lóbulo frontal derecho, encargado de controlar las emociones, y a la función motora de su hemisferio izquierdo. Tras 19 semanas en el hospital, el hombre volvió a casa feliz, y sus familiares sintieron que convivían con un niño hasta que llegó el día de su fallecimiento, en 2017.

Después del derrame, también quedaron afectadas su memoria a corto plazo y la capacidad de juzgar cómo de apropiado es decir o hacer algo dependiendo de la situación.

¿Por qué no debemos pretender ser felices todo el tiempo?

ser felices

Quizás no te resulte agradable leer esto pero los seres humanos no estamos programados para ser felices todo el tiempo.

  • No importa lo felices que seamos al conseguir algo, que nuestro cuerpo se adaptará a esa felicidad para convertirla en nuestra nueva normalidad.
  • Los seres humanos tendemos a idealizar el pasado y a ser optimistas respecto al futuro, lo que deja al presente bastante abandonado.
  • La insatisfacción es necesaria para que actuemos y estemos motivados a mejorar nuestras vidas. Si fuesemos constantemente felices, nada nos motivaría a actuar para cambiar las cosas que nos suceden, aunque fueran malas para nosotros.
  • Según el psicólogo danés Svend Brinkmann, la felicidad no es la respuesta apropiada para muchas situaciones en la vida. Nuestros pensamientos y emociones son un espejo que refleja lo que sucede en el mundo. Cuando algo malo pasa, es normal que tengamos pensamientos y sentimientos negativos.
  • Las emociones negativas tienen un papel muy importante y saludable en cómo entendemos lo que nos sucede y el mundo en general. Sentir culpa nos ayuda a guardar la moralidad, la ira es una respuesta ante la injusticia, la tristeza nos ayuda a procesar la pérdida… Todo es necesario en su justa medida.
  • La doctora en Psicología Sonja Lyubomirsky considera que estar concentrado en ser feliz es contraproducente. Algunas personas son naturalmente más felices que otras, y responden más a los eventos positivos que a los negativos. Lo importante es, sobre todo, no comparar la felicidad propia con la de los demás.
  • Todas las emociones son adaptativas, no hay emociones ni buenas ni malas. La riqueza está en usarlas todas en su justa medida. Según el investigador Alex Korb, no debemos tener la expectativa de ser felices siempre, porque si no cualquier momento en el que no lo estemos se convertirá en algo profundamente insatisfactorio.
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