Kap Dwa, el gigante de dos cabezas de la Patagonia

Publicado 28 marzo, 2022 por redaccion
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Los mitos y leyendas sobre criaturas enormes o con alguna singularidad siempre han rondado en el discurso coloquial de muchas sociedades, por lo que cualquier rastro o presencia de algo parecido a un gigante, duende o hada será motivo de investigación y comentarios.

En un pequeño museo de Baltimore, Estados Unidos se conservan los restos momificados de un gigante de 3 metros y 66 centímetros y con dos cabezas, aseguran que su origen es sudamericano, específicamente de la Patagonia.

Para poder entender el descubrimiento es necesario regresar unos cuantos años al pasado con las expediciones del portugués Fernando de Magallanes cuando llegó a las costas patagónicas entre 1510 y 1520, su intención era encontrar un paso entre el Atlántico y Pacífico, el cual sí lleva su nombre en la actualidad.

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Su aventura no terminaría ahí y llegó a la Patagonia, en donde encontró a un gigante desnudo bailando y cantando en la orilla, como señal de buena fe, Magallanes le pidió a los marineros que lo saludaran.

Antonio Pigarreta, llevó un diario o crónica del viaje que más tarde publicaría bajo el título de Magellan’s Voyage: A Narrative Account of the First Circunnavegation».

«Vimos cerca de la playa (en la Tierra del Fuego) a un hombre que era tan grande, que nuestra cabeza llegaba apenas a su cintura». Los llamaron «Patagones», algunos historiadores aseguran que la nominación de Patagonia, proviene del tamaño desmedido de sus pies.

Magallanes también se encontró con un pueblo bastante interesante que apoyaba la historia de los gigantes, los tehuelches, eran de gran tamaño. Durante su estancia en la pequeña isla, el portugués hizo que su tripulación trata con amabilidad a los locales y ganarse su confianza.

La intención de Magallanes era secuestrar a dos gigantes para llevarlos a España y mostrarles su descubrimiento. Para hacerlo, les dio todo tipo de objetos para atraerlos. “Pero esto fue por un truco astuto, porque de lo contrario [los gigantes] habrían molestado a algunos de nuestros hombres».

Sin embargo, los gigantes no sobrevivieron al largo viaje y a España solo llegaron las historias y el nombre de la tierra de gigantes, Patagonia. Algunas personas argumentan que Magallanes tomó el nombre de una novela popular de la época, Primaleón, que da la casualidad que tenía a una raza de patagónicos que eran gente salvaje.

La verdad sobre la existencia de los gigantes no se tiene muy clara, pero supuestamente uno de ellos, fue Kap Dwa un tipo de más de 3,66 metros de alto y con dos cabezas, capturado en 1673 por otra expedición española.

Los navegantes lo trataron muy mal, lo golpeaban constantemente y lo terminaron hiriendo con una lanza en el pecho, la gravedad de su estado causó que no se pudiera recuperar.

Sobre los sucesos siguientes no se tiene mucha información al respecto, algunos compartieron que sus restos fueron momificados y llevados a Inglaterra en el siglo XIX y fue presentado como una atracción de circo.

Por casi 45 años, fue mostrado en ese tipo de eventos hasta que en 1959, Thomas Howard lo adquirió y tras varios traspasos, terminó en Baltimore, Estados Unidos como propiedad de Robert Gerber y su esposa.

Todavía se puede encontrar en la colección de rareza en The Antique Man Ltd, la versión de Gerber difiere mucho a la anterior, según él, el cadáver del único Homo giganticus fue encontrado en la playa con una lanza clavada y que momificaron a su cuerpo para ser adorado por los locales.

Hablando sobre hechos posibles, es altamente improbable que Kap Dwa haya existido o por lo menos medido casi 4 metros; en ese entonces, el hombre más alto registrado oficialmente fue Robert Wadlow (1918-1940) que midió 2,72.

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En relación con sus dos cabezas, puede ser que haya sido una anomalía parecida a los casos de siameses, que  eran muy frecuentes en esos días.  Aún así,  la existencia de Kap Dwa pudo ser el resultado de una vieja historia que fue pasada por generaciones.

Uno de estos escritos es el Códice Ríos, también conocido como Códice Vaticano A. Este manuscrito es la traducción italiana del siglo 16 de un documento muy antiguo durante la colonia española.

En el escrito, se puede observar una ilustración muy clara de unos guerreros aztecas luchando contra un hombre gigantesco.

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Quinametzin fue el nombre por el que era conocido en aquel entonces y sin duda deja muchas preguntas sobre su presencia en el mundo.

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