La carta viral de una madre que aconseja a sus hijos que no vayan a la universidad

Publicado 1 agosto, 2016 por admin
PUBLICIDAD

Después de ser la estudiante perfecta en su juventud, la columnista de Matador Network y madre de tres adolescentes, Cathy Brown, ha escrito una inspiradora carta a sus hijos sobre lo que espera de ellos y la universidad. La nota es tan sincera y poco tradicional que, inmediatamente, se ha convertido en viral. Aquí la tenéis.
poratada carta universiadad

«PEQUEÑOS AMADOS MÍOS,

Dejemos algo claro: no me podría importar menos que vayáis a la universidad. De hecho, hay una parte de mí que espera que hagáis cualquier cosa menos eso después de secundaria. Personalmente, preferiría que agarrarais una mochila e hicierais dedo hasta Siberia, iniciarais un negocio de jabones naturales, fuerais de voluntarios a Haití o lo que sea. Os lo digo como una ex-obsesionada con ser la más inteligente, como vuestra tía Mandy solía llamarme. Puede que os resulte difícil de imaginar ahora, pero en mis tiempos era una persona desagradable que solo se esforzaba por superar las expectativas y se decepcionaba profundamente si recibía cualquier cosa por debajo de una A+ y una estrella dorada. Fui a la universidad, conseguí ese papel, y os estoy diciendo de primera mano que no importa una mierda la educación que recibí respecto a mi potencial y valor para la sociedad.

Vosotros sois tres de los niños más brillantes, bondadosos, apasionados y burbujeantes que conozco. También sois los tres mayores dolores en el trasero que he tenido nunca, con vuestro deseo de cuestionarlo todo (incluyéndome a mí, cincuenta veces al día) y vuestra feroz independencia, que deja claro que ya no me necesitáis tanto como antes – algo que no cambiaría por nada del mundo-.

Deseo de aquí a la luna, ida y vuelta, que cuando seáis mayores, toméis decisiones conscientes para lograr estas características. La idea de que os inscribáis solo «porque es lo que debéis hacer», para pagar miles de dólares y esperar encajar en un sistema de educación que empieza y acaba en un aula hace que me encoja por dentro. Un lugar en que un título de papel y una fiesta de graduación deben hacerte sentir que eres una persona que «vale la pena». Ustedes son más grandes que eso. Por favor, reconozcan que sus oportunidades para educarse a sí mismos son absolutamente ilimitadas.

Fui a la universidad para hacer felices a mi padre y a mi madre, para hacerles sentir que hicieron un buen trabajo criando a una chica muy buena. Por favor, no decidáis ir a la universidad porque creáis que eso me haría sentir orgullosa o feliz. Ya estoy orgullosa. Si queréis ser algo como un médico o un profesor de primaria, sí, vais a tener que ir. Y si queréis ir solo por la experiencia, id. Probad. Ved cómo funciona para vosotros. No es necesario que funcione. Y si vais, id solo cuando estéis listos y entusiasmados, sea eso a los 18, 25 o 53.

Mi único deseo para vuestra educación es el siguiente:

Deseo que hagáis cosas aparentemente irracionales pero llevadas adelante por la pasión, como tomar un vuelo a Perú para intentar de encontrar a ese tipo que conociste durante 15 minutos en la ruta en bicicleta y al que no puedes sacar de tu cabeza. Espero que os rompan el corazón al menos una vez para que podáis saber qué tan grande es y qué tan resistente os hace.

Espero que os deis cuenta de que hay un millón de maneras de ganarse la vida y que no os importe una mierda lo que piensen otros de vuestras opciones profesionales. Si criar cabras, ser contable, vender cocos en la playa de Indonesia o ser una agente inmobiliaria os hace sentir felices para levantaros cada día e ir a trabajar, adelante. Espero que tengáis respeto por vosotros mismos y las pelotas necesarias para renunciar en el momento en que empecéis a sentir que estáis muriendo por dentro.

Espero que aprendías no solo a abrazar, sino a celebrar y a valorar la espontaneidad. Que hagáis otras cosas en vuestra vida por el solo hecho de «¿Por qué no?», esa es una razón completamente válida. Montad en el coche y haced ese viaje a Colorado. Ese día. Preparad un saco de dormir, una caja de chocolates, un cambio de ropa, tomad el dinero para gasolina y emergencias y marchaos. Ved qué sucede. Pasaréis un rato excelente o tendréis una excelente historia. Quizás ambos. Aprended a no matar buenas ideas por pensar demasiado. Siempre puedes dar la vuelta al coche y volver. No hay que dramatizar.

Deseo que os sintáis perdidos y, de verdad, de verdad, de verdad, asustados e inseguros, para que sintáis la realización de descubrir que tenéis el coraje necesario para afrontarlo.

Deseo que nunca estéis tan intimidados por vuestros ídolos como para no hacer lo que necesitéis para conocerlos y aprender de ellos. Son personas también y pueden aprender tanto de vosotros como vosotros de ellos. Acercaos. Enviadles correos, id y decid hola en la obra. Mandadles un mensaje en Twitter, conectaos a través de LinkedIn, maldita sea, invitadlos a un café o una bebida, y estad dispuestas a subir a un avión si es necesario para que todo eso ocurra. Solo mantened vuestra cabeza en alto y sed vosotros mismos. Quizás os rechacen (más pierden ellos) o quizás hagáis un nuevo amigo para toda la vida, alguien que solía ser alguien con quien soñabais despiertos.

Espero que alimentéis vuestro amor por los libros -que leáis no porque tenéis que leer, sino porque queréis-. (Ava, espero que dejes esas novelas de romances vampíricos en algún momento. Solo estoy siendo honesta).

Espero que aprendáis a dar la bienvenida a los tiempos difíciles con inquebrantable confianza y con el coraje de un guerrero. Que abráis vuestros ojos a todas las lecciones que os esperan, especialmente a las difíciles, que están ahí para que se aprenda de ellas. Que digáis «adelante» sabiendo que estáis a punto de salir más fuertes y sabios de ellas.

Espero que aprendáis cuánta felicidad podéis experimentar al hacer felices a otras personas. No dudéis en dar flores a la señora gruñona y extraña que se sienta en el banco del parque y que tiene pinta de no haber recibido flores desde hace demasiado tiempo.

Espero que conozcáis a muchas personas con las que, en un primer momento, creáis no tener nada en común. Y espero que busquéis cosas en común cuando os inviten amablemente a cenar.

Espero que ganéis mucho dinero y que luego lo perdáis. Y que luego descubráis cómo ganarlo de nuevo, pero esta vez sabiendo que, aunque el dinero hace las cosas más fáciles, no es tan poderoso como pensabais que era.

Si podéis lograr completar esta lista, o solo parte de esta lista, a mis ojos seréis mejores que el 95% de la gente que termina con deudas universitarias solo por la posibilidad de un «futuro mejor», un «sueldo mejor», un «trabajo mejor», o «más estabilidad», convenciéndose a sí mismos de que, de alguna forma, son más inteligentes que el resto de las personas que no fueron a la universidad. Si os presionáis a vosotros mismos, si estáis constantemente saliendo de vuestra zona de confort y disfrutando cada experiencia, buena o mala, si continuáis cuestionándolo todo (incluso a vosotros mismos), si intentáis de actuar con bondad y conciencia en todo lo que hagáis y si os dejáis guiar por ese pequeño sentimiento que os hace sentir que estáis en llamas por dentro y felices de estar vivos, estaréis bien. Y cuando vosotros estáis bien, yo estoy bien.

No busquéis ser inteligentes solo a través de los libros. No os atrapéis entre certificados o en lo que la sociedad os dice que es lo «correcto». Evolucionad. Sed ardientes. Sed fascinantes. Sed un gran pensador fabuloso. Sed absurdos. Sed apasionados. Y por Dios, no lleguéis al final de vuestra vida sin historias que contar a vuestros nietos, de esas que ellos no puedan creer por lo extrañas que parecen. Sabed que hay gran valor y se aprenden grandes lecciones solo con vivir una vida interesante y verdadera para uno mismo, sin importar dónde te lleve el camino.

Mamá.»

Fuente: Cathy Brown – Matador Network

PUBLICIDAD
Otros artículos de esta categoría...