La catedral que se transformó en piscina y se volvió a transformar en catedral

Publicado 15 enero, 2020 por Javier Escribano
catedral piscina
PUBLICIDAD

Sin lugar a dudas, Moscú es una de las ciudades con más joyas arquitectónicas del mundo, además de una ciudad con una historia fascinante. Si juntamos ambas cosas, obtenemos un caso tan increíble como el de la Catedral de Cristo Salvador. Un templo cristiano ortodoxo que se destruyó y se convirtió… en una piscina pública, antes de ser reconstruido de nuevo. Pero vayamos por orden (aunque no te olvides visitar después nuestro post sobre la gigantesca catedral subterránea que protege a Tokio de las inundaciones)

La historia de este templo arranca en 1812, con la derrota definitiva de las tropas francesa napoleónicas por parte de la resistencia rusa. El zar en aquel momento, Alejandro I, decretó en un manifiesto que se erigiría un templo en homenaje de los soldados que murieron en la guerra, y para agradecer «a la divina providencia» su ayuda para salvar Rusia.

Su construcción se retrasó debido, entre otros factores, a las malas condiciones del suelo, pero también al desagrado de Nicolás I, sucesor del zar que ordenó la construcción del templo. Ordenó a un nuevo arquitecto, Konstantin Ton, que elaborara un nuevo diseño inspirado en la Catedral de Sofía de Costantinopla, desechando los anteriores planos, de estilo neoclásico y con muchas simbología masónica.

La primera piedra se puso en 1937, en una nueva ubicación, y las obras duraron casi cuarenta años. Fue consagrada en 1883, y era por entonces el templo ortodoxo más alto del mundo. Sin embargo, su historia fue corta. La Revolución Bolchevique de 1917 trajo consigo la eliminación de la Iglesia de todas las instituciones de poder y una consecuente persecución religiosa, consumada en la demolición de numerosos templos. La Catedral de Cristo Salvador sobrevivió hasta 1931, cuando fue dinamitado por orden de Stalin. En su lugar se planeó la construcción del Palacio de los Sóviets, un edificio administrativo con unas dimensiones gargantuescas: más de medio kilómetro de longitud, 400 metros de altura, y coronado por una estatua de Lenin de 100 metros de altura.

De templo sagrado a piscina pública

La construcción comenzó retirando todos los escombros del anterior templo y excavando el hoyo sobre el que se colocarían los cimientos, pero la invasión de la Alemania de Hitler en 1941 paralizó las obras. Hubo otros problemas, como inundaciones y falta de presupuesto, que hubieran complicado aún más la construcción, pero tras acabar la Guerra el proyecto quedó totalmente abandonado.

Fue Nikita Jrushchov, sucesor de Stalin al frente de la URSS, quien encontró un uso totalmente inesperado para este enorme solar vacío. En 1958 se abrió la piscina Moskva (llamada así por el río Moscova), que fue en su momento la piscina pública más grande del mundo. Contaba con un diámetro de 130 metros y capacidad para 20.000 personas. La temperatura del agua era regulada, por lo que permanecía abierta todo el año.

 

 

Los últimos años de la Unión Soviética relajaron las estrictas leyes anticlericales, y se restablecieron servicios religiosos por todo el país, así como asociaciones públicas que abogaban por la reconstrucción del templo, y que contaron con muchos apoyos por parte de la sociedad. Tras la disolución de la URSS en 1991, el nuevo presidente, Boris Yeltsin, aprobó la reconstrucción de la catedral, que se financió con dinero público y donaciones de un millón de moscovitas. La construcción comenzó en el año 1994, respetando todos los planos, ornamentación y dimensiones originales.

 

Hoy día, la Catedral de Cristo Salvador es uno de los lugares turísticos imprescindibles de Rusia (además de lugar de peregrinación). Sus cinco cúpulas (la mayor alcanza los 100 metros de altura) revestidas de oro ofrecen una vista impresionante, y todo su interior está suntuosamente decorado. Una visita que no te puedes perder si vas a Moscú… y con una historia detrás que no tiene comparación.

PUBLICIDAD
Otros artículos de esta categoría...