A menudo la gente que trabaja en los estudios de tatuajes suele parecernos un poco ruda y generarnos desconfianza. Esto es debido a que, normalmente y no siempre, suelen vestir ropa punk, están llenos de tatuajes y de piercings, la cosa más lógica del mundo cuando trabajas como tatuador, pero la mayoría te sorprenden rápidamente por su amabilidad, ya que son personas acostumbradas a tratar con el público, y ante todo son artistas.
En relación con esto, existe una entrañable historia que teníamos que narraros desde La Voz del Muro, acerca de un tatuador y una niña muy especial. La historia sucede en Nueva Zelanda y demuestra que todas esas ideas preconcebidas pueden tratarse tan sólo de fachada, porque como veremos, tras esos tatuajes y piercings se esconde un hombre con un corazón de oro.
Suzie, es una mujer con síndrome de Down que cada viernes acude al estudio «músculo y tinta» de Jason Ward, un profesional del mundo del tatuaje, para que la tatúe con calcomanías:
Aunque corta, es una entrañable y bonita historia cargada de valores que nos hacen reflexionar acerca de la humanidad de las personas. Si te ha gustado la historia de Ward y Suzie no dudes en compartirla en Facebook con tus amigos o déjanos un comentario para saber vuestras opiniones.
Fuente: boredpanda
Este artículo fue modificado el 8 enero, 2019 7:58 pm