La evolución del culturismo desde finales del siglo XIX. Adivina cuándo llegaron los esteroides…

Publicado 25 mayo, 2017 por admin
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Aunque se inventaron en 1931 y llegaron al mundo del culturismo a mediados de los años 50, la historia de los esteroides comienza mucho antes. Desde entonces y hasta su prohibición, elevaron a hombres sencillos hasta el Olimpo de los dioses para después arrebatarles todo lo que tenían, incluso, la vida. 

La guerra, el conflicto nazi e incluso la difusión del SIDA han marcado la relación del hombre con esta sustancia, que, a pesar de estar prohibida, aún llena las venas de millones de deportistas en todo el mundo. Descubre su historia con nosotros. 

De gallos y gallitos de gimnasio 

Pexels

En 1849, el profesor de medicina de la Universidad de Gottingen, Arnold Adolph Berthold, experimentó con 6 gallos de corral para comprobar el efecto de la castración en el desarrollo, sentando, sin saberlo, las bases de la endocrinología. 

Se sabía que cuando se castraba a un gallo su cresta disminuía de tamaño y su cola aumentaba. Para saber si estos cambios eran permanentes o reversibles, Berthold, trasplantó los testículos de un gallo a la cavidad abdominal de otro castrado. A pesar de no tener terminaciones nerviosas, la cresta y la cola recuperaron su tamaño normal, por lo que dedujo que alguna sustancia producida por los testículos debía liberarse y transportarse a través del organismo. 

El médico francés, Brown-Sequard, observó en 1889 que, al inyectarse extracto de testículos de perro en su cuerposu estado de salud, fuerza muscular, apetito, regulación intestinal y facultades mentales mejoraban.

Eugen Sandow, culturista profesional antes de la invención de los esteroides 

Los experimentos con gallos y otros animales continuaron hasta que el doctor alemán, Adolf Butenandt, consiguió aislar una sustancia químicamente pura tras filtrar 15.000 litros de orina de policías. El análisis químico reveló que la sustancia poseía efectos similares a testosterona en el organismo y la llamó “androsterona” (“andro”=masculino, “ster”=esterol, “ona”=cetona) por su composición química.

Ahora se sabe que la testosterona puede producir, por oxidación o reducción, más de 600 moléculas de su misma familia. De ahí, la amplia variedad de esteroides que se ha logrado producir. 

Las primeras aplicaciones eran médicas; un tratamiento desarrollado para ayudar a hombres con problemas de crecimiento, desarrollo y funcionamiento sexual, pero la guerra lo cambió todo. 

Guerra y deporte

Debido a sus extraordinarios efectos en hombres sanos, la testosterona y sus derivados comenzaron a utilizarse para ayudar a los soldados a ganar masa muscular, mejorar el rendimiento y resistencia durante la Primera Guerra Mundial.

Tras el conflicto, los esteroides se emplearon para mejorar el rendimiento deportivo y de competición. Las olimpiadas se convirtieron en un magnífico escaparate en el que demostrar la superioridad física de las naciones y razas, y gran parte de los atletas de Berlín 1936 los usaban. 

En la Segunda Guerra Mundial, los nazis y otras potencias bélicas los utilizaron de nuevo.

El gobierno nazi obligó a Butenandt a rechazar el Premio Nobel por el descubrimiento de la testosterona, al considerar que otros pueblos no tenían derecho a juzgar el éxito de los científicos del Gran Reich, ni beneficiarse de sus logros.  
Según diversas fuentes, los soldados alemanes recibían altas dosis de esteroides para aumentar su agresividad y fuerza en la batalla, mientras que los campos de concentración se convirtieron en “laboratorios” para experimentar con ésta en humanos. También se ha confirmado que el médico de Adolf Hitler le recetaba inyecciones de testosterona con regularidad.

Músculos de jeringuilla

Volviendo al deporte, en los Juegos Olímpicos de 1956, los atletas soviéticos, especialmente los luchadores, terminaron con resultados excepcionalmente altos. Después de saber que esos atletas usaban testosterona como suplemento, el médico estadounidense, John Bosley Ziegler creó una forma más selectiva y pura de esteroides, los que hoy conocemos como los esteroides anabólicos.

Culturista profesional tras la llegada de los esteroides anabólicos al deporte

A partir de ese momento y hasta principios de 1970, los esteroides anabólicos se volvieron cada vez más populares entre las élites deportivas hasta que, el Comité Olímpico Internacional, decidió prohibirlos en 1975.

Sin embargo, los esteroides continuaron ganando terreno entre ciertos sectores de la población, que deseaban disfrutar de un cuerpo de 10 sin esfuerzo. 

También entre los profesionales y fans del culturismo, quienes lo utilizaban para sobrepasar los límites de su propio cuerpo. 

Arnold Schwarzenegger, Silvester Stallone y otros actores 

Nadie reconocía tomarlos, pero resultaba evidente que ciertos cuerpos sobrepasaban la línea de «lo natural». 

Ciertos actores y algunas películas de Hollywood aumentaron el deseo por estas sustancias. También hay quien apunta que la propagación y el miedo al SIDA, favoreció su consumo y posterior abuso.  

En aquellos años y aun hoy, para contrarrestar la debilidad y pérdida de masa muscular producida por el VIH, se prescribían esteroides como parte del tratamiento. Esto aumentó la cantidad de sustancia disponible facilitando el menudeo. 

En 1993, se publicó el primer artículo científico sobre el uso y abuso de los esteroides, exponiendo, no solo sus supuestas ventajas, sino también los problemas de salud que provocaban. 

Corto plazo: Reducción del conteo de esperma, daño al corazón, impotencia, dificultad o dolor al orinar, acné, retención de líquidos, aumento de peso rápido, la presión arterial y los niveles de colesterol, insomnio, dolores de cabeza, reducción de la función sexual, hinchazón de pies y tobillos
A largo plazo: Enfermedad hepática o cáncer de hígado, desarrollo de senos, encogimiento de los testículos, dificultades de coagulación sanguínea, infarto, trastornos de coagulación, daño cardiovascular, derrames cerebrales prematuros, retraso en el crecimiento en los adolescentes…
En mujeres: masculinización, reducción de senos, crecimiento excesivo de vello, voz grave, clítoris agrandado, ciclos menstruales anormales

Además de múltiples problemas mentales, cambios de humor, agresividad, control de la ira, celos paranoides y depresión. 

Tras el informe, muchos países prohibieron la distribución de esteroides y aumentaron la regulación sanitaria de esta sustancia.

A pesar de ello, los esteroides siguen infiltrándose en las competiciones deportivas en todo el mundo, y lo que es peor,  también en gimnasios locales. Internet y la mejora de la distribución y envíos internacionales han facilitado mucho su consumo. 

Estrellas de Hollywood siguen apareciendo en televisión tras realizar espectaculares cambios físicos 

A pesar de que, las campañas informativas y las trágicas muertes de ciertos culturistas, adviertan de las consecuencias de su uso, la juventud sigue fascinada por obtener su dosis de músculos en jeringuilla. 

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