La foto de la mano de un gorila con falta de pigmentación que nos hace ver lo parecidos que somos

Publicado 21 enero, 2020 por Javier Escribano
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El Zoo de Atlanta celebró, el pasado agosto, una fiesta de cumpleaños para Anaka, uno de sus gorilas que cumplía 6 años. Sin embargo, las fotos publicadas en Facebook llamaron la atención por algo muy particular. Y es que Anaka nació con una falta de pigmentación en su mano derecha, lo que da a sus dedos una extraña apariencia de mano humana que no pasó desapercibida.

«Su mano parece que haya estado conmigo cuidando del jardín esta mañana», bromeaba un usuario de la red social en los comentarios de las fotos. «No sé por qué nunca pensé que los gorilas tuvieran uñas», reflexionaba otro. Y es que, al contrario de lo que podemos esperar de la mayoría de animales, los primates tienen uñas igual que las nuestras. En un primer plano de la mano de Anaka, el parecido con una mano humana es excepcional.

Varios usuarios se interesaron por este inusual rasgo físico. El zoo desmintió que se tratara de vitíligo, una enfermedad crónica que causa la decoloración por zonas de la piel (con consecuencias simplemente estéticas), confirmando que se trata simplemente de una marca de nacimiento.

«Cuando era pequeña, solía gritar a su madre para tener mejor comida y zumo», relatan sus cuidadores. «A veces se la ve montando a caballito a sus hermanos y hermanas.»

Esta excepción genética nos demuestra lo emparentados que estamos con estos animales a nivel físico pero también a nivel cognitivo y emocional. Por tanto, su cautiverio en parques zoológicos sigue despertando debate. No parece haber consenso sobre si los primates en cautividad (en zoológicos con buenas instalaciones) sufren de estrés al estar expuestos a los visitantes humanos. Por contra, tampoco hay certeza de que los programas de reinserción de gorilas criados en cautiverio en la naturaleza funcionen. La única certeza es que los zoológicos permiten preservar una especie que, en entornos naturales, está gravemente amenazada por la deforestación o la caza ilegal. Los zoológicos protegen a estos animales de estas amenazas y procuran una buena calidad de vida, aunque a costa de alterar profundamente el comportamiento y personalidad que desarrollarían en condiciones normales.

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