La increíble historia de Vaska, el gato que cazaba para sus dueñas durante la guerra

Publicado 14 junio, 2022 por redaccion
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Las mascotas suelen ser la alegría de los hogares; ya sean perros, gatos, aves o peces, estos animalitos llenan la casa de amor y diversión. Al tener una mascota, debemos cubrir todas sus necesidades, brindarles alimento y un cómodo lugar para dormir, tan solo a cambio de su buena compañía. Sin embargo, hay ocasiones en que nuestros pequeños amigos son capaces de también cuidar de nosotros al punto de salvarnos la vida.

Esto es justo lo que hizo Vaska, un gato ruso que hizo que su familia humana sobreviviera a la Segunda Gverra Mundial gracias a que salía a cazar pequeños animales para alimentar a sus dueñas. La historia es sin dudas increíble y emotiva pues ese pequeño felino pudo salvar la vida de dos personas al llevarles un poco de alimento.

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«Mi abuela siempre decía que ella, mi madre y yo, su hija, sobrevivimos al duro bloqueo de Leningrado y al hambre sólo gracias a nuestro gato Vaska. Si no fuera por este animal pelirrojo, mi hija y yo habríamos muer+0 de hambre como muchos otros» comienza el relato de este asombroso hecho.

La historia de Vaska es contada por una descendiente de las dueñas del gato; se trata de la nieta e hija de aquellas sobrevivientes. El relato se encuentra en el libro Últimos testigos. Los niños de la Segunda Gverra Mundial, de la escritora Svetlana Aleksiévich.

En la primera mitad del siglo XX, en Rusia, un par de mujeres, madre e hija, quedaron atrapadas en medio de un terrible conflicto armado, al igual que miles de personas más. La diferencia es que ellas lograron sobrevivir gracias a su gato Vaska.

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A dos años de que estallara la Segunda Gverra Mundial, la Alemania naz1 comenzó el asedio a la ciudad de Leningrado, la actual San Petersburgo en Rusia. En septiembre de 1941, muchas personas tuvieron que esconderse para sobrevivir y durante tres años padecieron hambre debido al bloqueo de provisiones por parte de los enemigos.

La situación era tan terrible que muchos habitantes optaron por comer gatos; pero aquellas mujeres jamás podrían haberle hecho eso a un animal que consideraban parte de su familia. Vaska lo sabía, así que decidió llevar alimento para todos.

«Cuando huyeron al refugio, como un miembro más de la familia, lo arrastraron con ellos y vigilaron que no se lo llevaran y se lo comieran»

RT

Vaska además podría presentir cuando un b0mbardeo se acercaba pues comenzaba a inquietarse, daba vueltas y maullaba, como intentado advertirles. La abuela de inmediato supo que algo andaba mal, así que tomó sus cosas, a su hija y a su gato y salió corriendo de su hogar. Así es como empezaron las dificultades.

«Todos los días, Vaska salía a cazar y arrastraba a casa ratones» aseguró la sobreviviente. Su abuela cocinaba todo lo que el gato le llevaba y lograba hacer platillos deliciosos en la medida de lo posible. Vaska esperaba pacientemente a que la presa terminara de cocinarse para recibir su porción de alimento.

Luego de la cena, las mujeres y el gato se echaban en un rincón y se cubrían con una manta. Pero Vaska seguía trabajando pues calentaba a las humanas con su abundante pelaje y además, las arrullaba con su suave ronroneo.

screenrant.com / San Petersburgo Museum

Pero a pesar de sus excelentes habilidades para la caza, el alimento no era suficiente para todos y poco a poco las fuerzas comenzaron a decaer. Aunque al principio ratas y aves servían para mitigar el hambre, el asedio a Leningrado duró demasiado tiempo y ese alimento dejó de ser suficiente. Aún así, las mujeres lograron sobrevivir.

«El hambre era terrible. Vaska estaba hambriento como todos los demás y flaco»

Durante el invierno, la abuela guardaba migas de pan para los pájaros y en cuanto aparecía la primavera, ella y Vaska salían de cacería. Mientras las aves comían el pan, la abuela y el gato acechaba. En el momento preciso, Vaska saltaba y siempre lograba atrapar a su presa; sin embargo, él también estaba hambriento y ya no tenía fuerzas suficientes por lo que la abuela le ayudaba para que la presa no se escapara. Así, ambos trabajaban en equipo para asegurar su alimentación diaria.

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Finalmente, el bloqueo se terminó y poco a poco la ciudad recibió comida. Desde entonces, la abuela siempre guardaba la mejor pieza para el gato y lo acariciaba con dulzura mientras le decía «eres nuestro sostén». Tanto Vaska como sus dueñas sufrieron las espantosas consecuencias de la gverra pero gracias a su valentía y astucia, logró vivir muchos años más junto a ellas.

«Vaska mur1ó en 1949, mi abuela lo enterró en el cementerio y, para que la tumba no fuera pisoteada, puso una cruz y escribió Vasily Bugrov, como una persona. Luego mi madre puso a mi abuela al lado del gato, y después enterré a mi madre también allí. Así que los tres yacen detrás de la misma valla, como en la guerra, bajo una misma manta».

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