La lamentable historia de Laika, el primer ser vivo que orbitó la Tierra

Publicado 24 marzo, 2022 por redaccion
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Laika era una perrita callejera a la que la Unión Soviética eligió para ser el primer ser vivo en viajar al espacio. Sin embargo se trataba de una misión suicida.

Luego de la devastadora Segunda Guerra Mundial, los países estaban en recuperación y se suponía que el planeta había logrado la paz. Pero inmediatamente después de este conflicto surgió otro llamado la «Guerra Fría», en el cual estaban involucrados Estados Unidos y la Unión Soviética. Dentro de este conflicto se llevó a cabo la carrera espacial cuyo objetivo era «conquistar» el espacio.

Así, entre 1948 y 1961, ambas potencias enviaron 48 perros, 15 monos y 2 conejos al espacio. No todos sobrevivieron.

Por lo general estos animales fallecieron debido a accidentes causados por circunstancias imprevistas durante el viaje. Sin embargo, Laika fue el único perro enviado deliberadamente para morir en la órbita terrestre. Esta hazaña la hizo pasar a la historia como el primer ser vivo que viajó al espacio.

Youtube / Experto en animales

Hace más de 60 años, el primer ministro Nikita Khrushchev puso enormes cantidades de recursos para la investigación espacial, que requería de mucho tiempo. Finalmente, luego de casi una década del comienzo de la carrera, la Unión Soviética puso en órbita el 4 de octubre de 1957 su primer satélite desocupado.

Khrushchev estaba muy entusiasmado así que le exigió al ingeniero Sergey Korolev que hiciera algo «espectacular» para el aniversario 40 de la revolución comunista. Es entonces que a Korolev se le ocurrió enviar un perro al espacio y a todos les encantó la propuesta. Desafortunadamente aún no tenían la tecnología suficiente para asegurar el retorno de la nave, así que todos sabían que se trataría de una muerte segura.

El 3 de noviembre de 1957, la perrita Laika fue enviada al espacio en el satélite Sputnik 2.

Laika era la mejor candidata para hacer el viaje fuera de la Tierra. La selección siguió algunos criterios como el peso, raza y obediencia. En primer lugar, debido al pequeño tamaño del cohete, el perro no podía pesar más de 7 kilogramos. El tipo de pelo también fue importante pues era más fácil instalar los sensores en aquellos canes que tenían el pelo liso y corto.

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Los científicos consideraron que los perros de raza y con pedigrí eran demasiado «mimados», por lo que no serían capaces de alcanzar buenos resultados en las pruebas de «supervivencia en situaciones graves». Es así como se decidió reclutar a los «perros astronautas» de las calles. Laika, de tan solo 3 años, vagaba en las calles de Moscú cuando la seleccionaron para formar parte del escuadrón. Se prefirió trabajar con hembras pues de acuerdo a los especialistas, eran mas disciplinadas que los machos.

Había 10 candidatos perrunos para la prueba final, que consistía en observar su resistencia en la cámara de presión centrífuga. Los sobresalientes fueron 3: Mukhu, Laika y Albina.

Mukhu no tenía unas patas «fotogénicas» y Albina estaba embarazada, por lo que Laika fue la elegida para dicha misión.

El cohete Sputnik 2 no estaba diseñado para aterrizar. Se trataba de un cilindro de 4 metros de alto aproximadamente, y dos metros de diámetro. Era bastante pequeño y la cápsula donde debía viajar Laika tenía el tamaño de una lavadora.

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La nave tenía un dispositivo para la regeneración química del aire y un alimentador automático que se abría dos veces al día para despachar una mezcla gelatinosa con nutrientes. También tenía medidores de temperatura, presión y un aparato que podía realizar cardiogramas.

Por su parte, a Laika le implantaron un par de sensores. Tenía uno en las costillas para monitorear su respiración y el otro en la arteria carótida para medir su pulso. En los días previos al lanzamiento, la perrita era colocada en la nave varias horas al día para que se acostumbrara al área. Finalmente el 3 de noviembre a las 5:30 de la mañana, Laika abordó el Sputnik 2 y fue lanzada al espacio.

Durante mucho tiempo se dijo que Laika había muerto pacíficamente luego de una semana en órbita pero la realidad fue muy diferente.

A pesar de su entrenamiento, la perrita astronauta no pudo soportar el viaje y murió apenas 6 horas después del lanzamiento. La causa del deceso fue una combinación de problemas respiratorios y un paro cardíaco.

Primero, los ruidos provocaron en Laika un estado de estrés, posteriormente los cambios en la presión del aire hicieron que Laika tuviera un aumento inusual en su frecuencia cardíaca. Los sensores captaron que su corazón tenía un ritmo tres veces más rápido de lo normal. Además, los sensores de temperatura de la nave indicaron que la humedad y temperatura de la cápsula aumentaron hasta sobrepasar los 40 grados centígrados.

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Al parecer, el estrés y el sobrecalentamiento de la cabina ocasionaron que el corazón de Laika se detuviera.

Esto ocurrió tan solo 6 horas después de comenzada la misión. Entonces, la nave con el cuerpo de la perrita siguió en órbita y dio 2,370 vueltas hasta que el 14 de abril de 1958 entró a la atmósfera y se convirtió en una bola de fuego.

El gobierno soviético informó que Laika había muerto tras una semana en órbita y decidió ocultar la verdad. Durante este tiempo, los medios de comunicación daban noticias sobre el estado de salud del animal y la población se mantuvo pendiente y con la esperanza de que Laika regresara sana y salva. Hoy se sabe que incluso si Laika hubiera sobrevivido a los problemas de oxígeno, agua y alimento, sin duda no lo habría hecho al reingreso a la atmósfera.

Archivo Ruso

Aunque la historia de Laika es lamentable, sentó las bases para que el humano también llegara al espacio, por lo que Laika es una heroína.

La Unión Soviética lanzó al espacio a 48 perros de los cuales 28 sobrevivieron. En 1951 envió a los perros Desik y Gypsy, que se convirtieron en los primeros animales en regresar con vida a la Tierra. Luego, en 1966 envió a los perros Vaterk y Ugolkom en el satélite Kosmos-110 para probar la permanencia prolongada de seres humanos en el espacio. También ambos regresaron con vida luego de 23 días en órbita.

Cuando el viaje al espacio se hizo más seguro para los humanos, el lanzamiento de animales cesó poco a poco. El astronauta Yuri Gagarin fue la primera persona en viajar al espacio en 1961; permaneció una hora y media en órbita y volvió a salvo. Como él mismo dijo, fue la «primera persona y el último perro en el espacio».

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