Aunque el enorme universo es el hogar de miles de variadas galaxias, al menos 56 de ellas se parecen a la nuestra.
A lo largo de la historia de la humanidad se han generado teorías sobre universos paralelos y otras dimensiones. Lamentablemente aún no se han podido comprobar; sin embargo, un reciente estudio nos demuestra que el universo se repite a sí mismo. Es decir, que es posible encontrar dos ‘de lo mismo’ en el vasto cosmos; como varias galaxias muy parecidas entre ellas.
De acuerdo con un estudio publicado en arXiv de 138 galaxias, existen al menos 56 similares a la Vía Láctea y 27 que alguna vez lo fueron. Un grupo de investigadores de Estados Unidos, Reino Unido y Chile realizó un profundo estudio de galaxias para determinar cuáles tenían características semejantes a la nuestra.
Pexels
Con un catálogo de unas 10 mil galaxias, los expertos buscaron aquellas que a simple vista se parecieran a la Vía Láctea. Así, la cifra logró reducirse a solo 138 y a partir de esto se analizó cada una de ellas para encontrar semejanzas y diferencias con la Vía Láctea.
Según el medio Universe Today este conjunto de «galaxias gemelas» demostraría la existencia de patrones en la Vía Láctea que aparecen en otras estructuras cósmicas. Además, el conjunto de galaxias que son muy diferentes a la nuestra, serían una especie de ventana al futuro que nos muestra cómo se verá nuestra galaxia dentro de millones de años. Al parecer, la Vía Láctea podría experimentar la misma serie de condiciones de ese grupo, dándonos así una pista de su posible evolución.
Coincidencias.
NASA
Se estima que existen en el universo unas cien mil millones de galaxias, por lo que analizar cada una de ellas resulta una tarea imposible por el momento. Los expertos decidieron tomar solo una pequeña muestra de 10 mil galaxias para u análisis. Luego, seleccionaron solo aquellas que coincidían superficialmente co algunas características de a Vía Láctea. Los parámetros utilizados fueron tres:
Primero filtraron las galaxias que tenían una masa total similar a la de la Vía Láctea, que es de unas 550,000 millones de veces la masa del Sol. Luego, descartaron las galaxias con una distribución diferente. Es decir, aquellas en las que la relación del núcle brillante o activo y el tamaño general de la galaxia, no coincidieran con la nuestra. Y finalmente, seleccionaron solo las galaxias que tuvieran alguna de las formas aceptadas: en espiral, como la Vía Láctea, en elipsis o en centros con forma de barra.
Wikimedia Commons
Gracias a esta metodología se obtuvieron 138 galaxias que posteriormente se separaron en dos grandes grupos. Las primeras 56 fueron aquellas que tienen las estructuras más semejantes a nuestra Vía Láctea. Esto las hizo ganarse la categoría de «galaxias gemelas». Mientras que las 27 restantes demostraron tener solo similitudes superficiales pues un análisis más a fondo arrojó que carecían de un núcleo activo.
Diferencias.
Las «galaxias gemelas» del análisis están experimentando una formación de estrellas de manera uniforme y a través de un proceso largo y lento. Sus estrellas, tanto en regiones internas como externas se ven prácticamente idénticas. Por su parte, las otras 27 galaxias parecen haber tenido un estallido desmedido o una manifestación extrema de energía en el núcleo.
NASA
Esto es lo que los astrónomos han denominado «galaxias apagadas centralmente«. Dichas estructuras cósmicas muestran valores atípicos así como lo que parece ser la falta de un periodo de formación estelar reciente desde su núcleo. Esto sería un indicador de que en su centro puede haber un agujero negro supermasivo y que la galaxia ya no poduce nuevo material.
Dicho de otra manera, estas galaxias han completado su formación estelar hace muchos años; hecho que sugiere que son mucho más antiguas que la Vía Láctea. Y por lo tanto, podrían darnos pistas de cómo se verá nuestra galaxia en un futuro.
