Cuando los residentes de la ciudad de Öskemen, Kazajistán, visitaron el nuevo centro comercial Alem, notaron algo raro el suelo. Esparcidos entre las losas de granito perfectamente normales, se encontraban rostros, o fragmentos de rostros, que no tardaron en identificar como retratos de fragmentos lápidas. La dirección del centro comercial rápidamente echó la culpa a la empresa constructora, que ahora se enfrenta a acusaciones de vandalismo.
La empresa constructora, contra la justicia
Imaginad el shock al enterarte que el rostro de tu padre fallecido está siendo pisado a diario por centenares de personas. Fue lo que le pasó a Natalia Andreeva, que se enteró de que su padre era era uno de los rostros que habían aparecido en el suelo del centro comercial. La emoción fue tan grande que se desmayó, pero al día siguiente acudió a verlo con sus propios ojos.
«Fui al lugar donde estaba la lápida de mi padre. Era exactamente esa, no habían retirado su retrato, simplemente habían limpiado la lápida. Avancé por el centro comercial y había aún más lápidas. Unas 20, de alrededor de unos 20 centímetros de tamaño.», explica Andreeva.
Inmediatamente, fue a emitir una queja a la policía. Unos días después le dijeron que habían abierto un expediente criminal a la empresa constructora, bajo la clasificación de «vandalismo.»
El padre de Andreeva fue enterrado hace quince años, y en 2014 la familia decidió cambiar la antigua lápida. Se instaló una nueva, y pensaron que la antigua fue destruida. No fue así, y de alguna forma acabó siendo utilizado como material de construcción por la empresa constructora, que tendrá que explicar de dónde ha salido ese granito… y de paso, aclarar por qué nadie se dio cuenta antes.
«¿Quién permitió poner lápidas de personas muertas y enterradas en el suelo, donde pasan miles de personas? Creo que nadie en la dirección del centro comercial Alem estaría cómodo pisando las caras de sus padres.», se queja Andreeva.
El arte de las lápidas
Aunque en el mundo occidental estamos acostumbrados a un arte funerario sobrio y discreto, es común en los países de Europa y Asia central que los enterramientos están decorados con imágenes de los fallecidos (al menos, los de las familias que se los puedan permitir). Lo que no es tan común es que acaban en los suelos de espacios públicos, algo que la justicia deberá solucionar cuanto antes.
