No me gustan los animales disecados, pero reconozco que el bizarro trabajo realizado por el taxidermista del siglo XIX, Walter Potter, no deja a nadie indiferente. Es curioso, fascinante, loco, triste e inquietante, todo a la vez.
En la época victoriana -más estricta, morbosa e insensible respecto a los derechos de los animales- sus dioramas debían causar furor, pero a mí me causan cierta desazón. ¿Y a ti?
Nacido en 1835 en Bramber, Sussex, Inglaterra, Walter Potter se inició en el mundo de la taxidermia con solo 19 años, disecando a su propio canario.
Luego, inspirado por un libro de canciones con ilustraciones infantiles propiedad de su hermana pequeña, tuvo la idea de representar este tipo de escenas con animales reales disecados. A pesar del apodo, no estaba loco, solo encontró en este tipo de taxidermia una manera lucrativa de ganarse la vida.
Walter no se limitaba a disecar animales, sino que fabricaba todo el atrezo, ropajes y objetos necesarios para humanizarlos a través de la escenificación de tareas cotidianas.
Como no podía ser de otra forma su obra fue tildada de macabra de día y visitada con fascinación de noche. Rápidamente se corrió la voz y sus creaciones empezaron a codiciarse en las salas de exposición inglesas. Poco después las reunió todas para abrir el Museo de Curiosidades de Mr. Potter en Bramber. El pueblo y el museo se hicieron tan famosos que los vecinos construyeron una parada de tren en la localidad.
Más de 20 gatitos vestidos con miniaturas de brocado componen esta extraña escena de boda. Fue su última obra y también la única en la que los animales aparecen totalmente vestidos. El nivel de detalle es apabullante e, incluso, visten enaguas y ropa interior.
La mayoría de los animales disecados eran donados por visitantes, que decían haberlos encontrado muertos cerca de los cables telefónicos. Los gatos provenían de una granja cercana y también del resto de vecinos de la localidad, y es que, antes de la castración, era costumbre elegir un gatito que criar y matar al resto de la camada.
Los diez superiores y los cinco inferiores son dos escenas de una canción, en la que se describían los comportamientos sociales de personas bien posicionadas y otras de origen humilde y trabajador.
Se puede observar cómo esta diferencia de clases se hace evidente en el aspecto y comportamiento de las ardillas.
Además de sus dioramas, Potter también disecó y añadió a su colección algunas rarezas y animales con malformaciones.
Tras su muerte en 1914, sus descendientes heredaron una excéntrica colección de más de 10.000 piezas y un bizarro negocio que continuó generando ingresos hasta su cierre en 1970, década en que los derechos de los animales irrumpieron con fuerza en la esfera pública. Poco a poco la colección se fue disgregando, vendiéndose por partes a museos y coleccionistas hasta casi caer en el olvido.
Precisamente ha sido el trabajo del investigador, Pat Morris, y la diseñadora, Joanna Ebenstein, el que ha devuelto la vida a esta extraña y fascinante colección con su libro Walter Potter‘s Curious World of Taxidermy publicado en 2013.
Este artículo fue modificado el 28 julio, 2018 8:49 am