Deacuerdo con Susan Milius, una especialista en Ciencias de la Vida, la idea de que “Las nutrias hacen malabares con piedras es una exageración de los medios. El argumento que tiene y que publicó en Science News es que “el movimiento que hacen se asemeja a un balanceo entre las patas delanteras y no al de lanzar un objeto rítmicamente.
A pesar del argumento de esta autora, lo que sí es cierto es que las nutrias un día escogen una piedra, la que más les gusta, y la conservan con ellas por siempre.
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Según la misma especialista, esto puede asemejarse a un juego que las entrena para los retos del entorno. Se tiene registro de que los movimientos que realizan las nutrias con su piedra “especial” son muy cercanos al pecho, casi como si la rodaran sobre la superficie de su cuerpo.
En medio de la vida salvaje, animales como las nutrias, con garras pequeñas, necesitan afianzar sus habilidades de caza: pelar moluscos, extraer crustáceos de sus conchas o abrir las carcasas de otras de sus presas para poder alimentarse. Por eso mismo el movimiento que hacen con las piedras se puede relacionar con una necesidad evolutiva de adaptación.
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Aunque esto también es una especulación de las muchas que existen. De acuerdo con la bióloga Mari-Lisa Allison, no hay evidencia empírica que sustente esta última aseveración. Junto a su equipo de investigación realizaron un estudio donde se observó el comportamiento de las nutrias salvajes y en cautiverio y llegaron a la siguiente conclusión.
De acuerdo con la teoría evolutiva, en el mundo animal, el juego no tiene una función práctica, ni satisface una necesidad inmediata de supervivencia. Además, se ha observado que las nutrias continúan con esta conducta sin importar la edad que tengan. Por esto mismo el investigador Gordon Burghart, concluye que es probable que lo hagan solo por diversión, porque están aburridas o ambas.
Lo único que está claro es que el apego que estos animales desarrollan por las piedrecitas es tal que acaban convirtiéndose en sus compañeras de vida. La nutria la cuidará como si fuera algo inseparable, guardándola durante años en los pliegues de sus axilas, para sacarlas de vez en cuando y jugar con ellas como si de unos malabares se tratara.
En el mundo existen 13 especies de nutrias repartidos en siete géneros; algunas son marinas y otras de río. No todas comen con las manos. Por ejemplo, las nutrias de río suelen cazar con la boca animales pequeños, como peces y ranas. Mientras, las nutrias tropicales (Asia y África) y las de América del Norte y Sur, lo hacen con las manos.
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Con su pelaje impermeable, pueden mantener el calor de su cuerpo, lo que les permite estar muchísimo tiempo dentro del agua. De hecho, hay nutrias marinas que pueden estar su vida entera sumergidas. No es de extrañar, pues también son grandes nadadoras, que alcanzan velocidades de hasta 12 kilómetros por hora al nadar y que pueden permanecer buceando hasta 4 minutos antes de salir a respirar.
El agua es su hogar hasta tal punto que duermen en él y para no separarse del resto del grupo arrastrados por las corrientes (del río o marinas), los miembros de la misma manada se cogen de las manos durante la noche.
En la Península Ibérica, la nutria es una especie que parece haber iniciado un lento proceso de recuperación, después de estar fuertemente amenazada.
