Las torres del silencio y el extraño ritual funerario que se practica en ellas

Publicado 10 enero, 2017 por Alberto Díaz - Pinto
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En todo este tiempo hemos visto rituales y costumbres peculiares, desde las distintas maneras de contraer matrimonio en todo el mundo, la celebración del festival nepalí que homenajea a los perros como merecen o qué hacen con los difuntos durante el Festival de Ma’nene, el cual tiene lugar cada 3 años en la isla Sulawesi, Indonesia.

Como veis cada cultura es un mundo, sobretodo a la hora de enterrar y guardar culto a sus difuntos. Hoy nos centraremos precisamente en el ritual zoroástrico de enterramiento, en el que exponían a sus difuntos a las inclemencias del tiempo y los buitres hasta que sus cuerpos se descomponían por completo. Para ello construían una especie de monumentos funerarios conocidos como dakhmas, y más coloquialmente como torres del silencio.

También conocida como dokhmenashini, la exposición de los muertos fue documentada por primera vez en el siglo 5 a.C. por el historiador griego Herodoto, aunque el uso de las torres del silencio no llegarían hasta el siglo IX. Esta práctica estuvo vigente en Irán hasta 1970, pero en India aún sigue practicándose entre la población parsi. 

Las torres del silencio tienen una techumbre plana dividida en tres anillos concéntricos, donde se disponen los cuerpos inertes según su sexo. El anillo exterior está destinado a los hombres, el central para las mujeres y el más interno para los niños 

Una vez que los buitres devoran la carne y los cuerpos terminan de secarse, se recogen los huesos y se meten dentro de un osario en la parte central de la torre, añadiendo cal para que los huesos vayan desintegrándose progresivamente

Fosa de una torre del silencio de Bombay. Vía:  GSV / Flickr 

Esta antigua práctica sobrevivió entre los zoroastrianos ortodoxos de Irán, hasta que las dakhmas o torres del silencio fueron declaradas un peligro de salubridad en la década de los 70, prohibiendo su uso terminantemente. Esta antigua tradición se sigue practicando en la India por los parsi, que constituyen la mayor población zoroastra del mundo 

La presión por la rápida urbanización, sin embargo, ha convertido este ritual y el derecho a utilizar las torres en un tema muy debatido incluso entre los miembros de esta comunidad. Pero la mayor amenaza no viene por temas de salubridad o protesta pública, sino por la falta de buitres

Una torre del silencio en Doongerwadi, Mumbai, visible desde las inmediaciones de los rascacielos. Vía: Dinodia Photos/Alamy

La población de buitres, que juegan un papel muy importante en la desintegración de los cadáveres, ha ido disminuyendo de manera constante en el subcontinente indio desde la década de 1990. En 2008, su número se redujo en un asombroso 99%, hasta que los científicos descubrieron que era a consecuencia de un fármaco administrado al ganado y que es fatal para aquellos buitres que se alimentaban de sus cadáveres. Aunque el fármaco fue prohibido en aquel momento, la población de buitres no se ha recuperado

Una torre del silencio en la India. Vía:  poida.smith / Flickr

A falta de buitres, en algunas torres de la India se han instalado potentes concentradores solares para deshidratar los cuerpos aún más rápido. Sin embargo, el intenso calor generado también mantiene alejadas a otras aves como los cuervos. Además, en los días nublados, como es lógico, estas no funcionan

Una de las dos torres del silencio, Yazd, Irán. Vía:  Fulvio Spada / Flickr

Así pues, un trabajo que solo le llevaría unas horas a una bandada de buitres, se convierte en un proceso de semanas que no resulta agradable para los vecinos más aprensivos. Y es que en un principio estas fueron colocadas a las afueras de las ciudades, pero a medida que han ido creciendo se han quedado dentro. Por eso muchas torres dejaron de utilizarse, a consecuencia del pútrido olor

Por eso, hoy por hoy, muchos parsis se decantan por la cremación. ¿Qué os ha parecido esta extraña tradición? ¿Conocéis alguna otra?

Las dos torres del silencio en Yazd, Irán. La de la izquierda estaba destinada a los hombres y la de la derecha a las mujeres. Vía:  Julia Maudlin / Flickr

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