¿Recuerdas al joven que inventó un sistema para limpiar los mares? Pues ahora está limpiando ríos

Publicado 10 marzo, 2020 por Javier Escribano
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Los ríos son una de las principales fuentes de residuos plásticos de los océanos. Según un estudio realizado por la organización sin ánimo de lucro The Ocean Cleanup, 1.000 ríos (de unos 30.000 que desembocan en mares) son los responsables del 80% de emisiones de plásticos, la mayoría de ellos pequeños ríos urbanos (se pueden consultar en este mapa interactivo).

Por ello, la organización holandesa, dirigida por el jovencísimo Boyan Slat, está trabajando para solventar este problema colocando «filtros» en las desembocaduras de los ríos más contaminantes. Hace unos meses presentaron su proyecto, el Interceptor. Este dispositivo está formado por barreras flotantes conectados a una planta procesadora anclada al lecho del río, que funciona con energía solar y sin necesidad de operarios. El filtro retiene toda la suciedad dejando pasar el agua, y lo almacena en la planta con forma de barcaza. Cuando se llena, el sistema manda una alerta para que que vengan operarios a retirar todos los restos en barca para su posterior reciclado.

Según la organización, cada Interceptor puede extraer entre 50 y 100 toneladas de basura cada día. Actualmente, opera en en el río Klang en Malasia; en Jakarta, Indonesia; y el Delta del Río Mekong, en Vietnam. Se espera instalar un cuarto en el río Ozama de Santo Domingo, República Dominicana.

 

Escepticismo con el proyecto

Aunque la idea funciona, y las cantidades de residuos que recogen son notables, algunos críticos consideran que no es una opción viable para reducir las cantidades de plástico en el océano. Cirill Gutsch, fundador de la organización Parley for the Oceans, considera que limpiar los océanos puede ser una misión imposible, y que el foco se debería poner en sustituir el plástico por materiales biodegradables. «No quiero que se extienda la ilusión errónea de que vamos a ser capaces de limpiar los océanos, porque no creo que podamos.»

Por otro lado, otros han apuntado que la medida podría causar daños en la vida marina. Aunque el sistema está diseñado para que los peces puedan sortearlo y seguir el curso del río, no ocurre así con microorganismos básicos en la cadena trófica. Según explica la profesora de la Universidad de Carolina del Norte Rebecca Helm en un artículo para The Atlantic, el neuston, un conjunto de organismos microscópicos ubicado en la superficie del agua, se vería gravemente amenazado por esta medida. Estos organismos (que sirven de alimento para las tortugas) son tan densos que pueden formar «islas» visibles, y quedar atrapados en las redes.

Todas las críticas coinciden que el proyecto, aunque bienintencionado y ambicioso, no será suficiente para reducir significativamente la contaminación de los océanos, y puede tener daños colaterales como el mencionado peligro para los microorganismos o que, aunque los dispositivos en sí funcionen con energía solar, no tiene por qué ser el caso de los barcos utilizados para transportarlos y llevarse la basura.

Sobre todo, insisten en que, incluso si la idea funciona teóricamente, puede provocar una falsa impresión de tranquilidad, en vez de atajar el problema de raíz: la emisión de residuos a los ríos. ¿Qué opináis?

Fuentes: Dezeen, EcoWatch

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