Mucho se hablado sobre el régimen nazi y sus particularidades y, sin embargo, año tras años descubrimos nuevos y espeluznantes detalles. Uno de los más curiosos e interesantes es el demencial programa de cría nazi: los Lebensborn.
El resultado fue una generación de niños de raza aria entregados en adopción a altos oficiales del régimen para su educación y crianza conforme a las enseñanzas de Reich.
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría cayó en desgracia, ya que, en vez de ser considerados víctimas, se les consideró parte del problema. Esta es su historia.
Lebensborn significa literalmente «fuente de vida» y fue el nombre que las temidas SS escogieron para bautizar el programa de cría de bebés racialmente puros para asegurar así el futuro de la raza aria.
Ellas eran puestas en lugar seguro y convencidas de estar realizando un gran servicio a la patria. Tras dar a luz, se les dejaba descansar y se las volvía a inseminar. Aquellas que más hijos daban eran galardonadas con la Cruz de Hierro, máxima condecoración del régimen.
Los niños, eran criados por un grupo de enfermeras que estudiaba sus rasgos y «pureza». Tras unos meses de crecimiento, eran dados en adopción a familias de buena posición dentro del régimen.
La organización “Lebensborn eV” sirve a los líderes de las SS en la selección y adopción de niños cualificados. La organización “Lebensborn eV” está bajo mi dirección personal, es parte de la Oficina Central de Raza y Asentamiento de las SS, y tiene las siguientes obligaciones:
1. Apoyo racial a familias biológica y hereditariamente valiosas con muchos niños.
2. La colocación y el cuidado de mujeres racial, biológica y hereditariamente valiosas, que, después de un examen exhaustivo de su familia, puedan ser progenitoras de la Oficina Central de Raza y Asentamiento, esperando que puedan dar a luz hijos igualmente valiosos.
3. Cuidado de los niños.
4. Atención a las madres de los niños.
Es el honroso deber de todos los líderes de la oficina central convertirse en miembros de la organización “Lebensborn eV”. La solicitud de admisión debe ser presentada antes del 23 de septiembre 1936.
El primero de más de 20 hogares Lebensborn se abrió en 1936, en un pequeño pueblo cerca de Múnich en 1941, el primer centro en el extranjero se abrió en Noruega, casi todos ellos se establecieron en casas o edificios expropiados a familias judías.
“Es nuestro deber tomar a los niños que encontremos para sacarlos de su entorno… debemos ganar la buena sangre para nuestro fin y darles un lugar en nuestro pueblo o destruirla», explica Himmler en uno de sus escritos.
Si era considerado aceptable y tenía entre 3 y 7 años se le enviaba a un centro de reeducación, donde se le daba un nuevo nombre de origen Alemán y se le alienaba para la causa. Los niños mayores, prepúberes y adolescentes no interesaban pues su mente no era tan maleable.
Cuando la guerra acabó, ¿qué crees que sucedió con todos estos niños? Una tragedia de dimensiones bíblicas.
Cuando los rusos lograron entrar en Berlín, muchas familias de alto rango nazi se suicidaron con todos sus hijos. Lo mismo ocurría en cada ciudad que era conquistada.
Los periódicos hicieron público el programa Lebensborn y se consideró a los supervivientes como parte del bando nazi. Las madres que habían participado en los programas de cría pasaron de ser diosas de la fertilidad a parías sociales odiadas por todos. Algo que también sufrieron los suúper bebés, a quienes ahora nadie quería adoptar, pues sus ojos azules y pelo rubio quedaban asociados al horror nazi.
Noruega tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para lograr que los niños fueran adoptados a través de programas internacionales en Alemania, Brasil y Australia. Suecia se hizo cargo de varios cientos de niños, entre ellos Anni-Frid, cantante de ABBA, hija adoptiva de un sargento alemán. y solo se reubicó a los supervivientes más pequeños.
Los niños de los hogares Lesbensborn quedaron desamparados. Los registros de origen fueron destruidos y según Polonia, solo el 15% de los niños robados pudieron ser devueltos a sus familias.
En 2008, un grupo de niños Lebensborn se organizaron para pedir el reconocimiento de víctimas e interpusieron una demanda contra el gobierno de Noruega en el Tribunal de Derechos Humanos para que este admitiera su complicidad. Fueron indemnizados, pero continúan solicitando que se desclasifique toda la documentación para tratar de establecer sus orígenes.
Los horrores de la Segunda Guerra Mundial siguen resonando, mientras que el hombre continúa inmerso en cientos de conflictos armados, destruyendo familias, dejando huérfanos y sembrando odio. Parece que después de tantos años, no hemos aprendido nada.
Este artículo fue modificado el 3 junio, 2019 5:10 pm