Las anguilas del Támesis (Londres) están hiperactivas por culpa de la cocaína

Publicado 22 julio, 2019 por Mike
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El consumo de drogas varía culturalmente y según el clima. Hay muchos países en los que el consumo de una droga concreta es muy prominente y es difícil decir por qué. A veces es simplemente por su accesibilidad, otras por motivos sociales o económicos.

A veces simplemente se trata de que la ciudad sea un punto de entrada de la sustancia, por su proximidad al mar o por su situación en una frontera.

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No sabemos por qué comenzó el consumo en Londres, pero lo cierto es que se ha disparado en los últimos años de manera increíble, según el Global Drug Survey. La causa de este aumento parece ser el comercio online, y es que pedir cocaína en Londres es hasta más rápido que pedir una pizza. Las cámaras de seguridad, los controles y la actuación policial para prevenir el consumo tan solo han impulsado este mercado online.

Lo que antes era consumo esporádico en los fines de semana se ha convertido ahora en un hábito diario gracias a la comodidad, la disponibilidad y la rapidez con la que la droga se envía a los consumidores. El hecho de ser online también contribuye a dar una sensación de seguridad a consumidores y vendedores por igual, lo que ciertamente influye en que el comercio de esta droga se dispare.

¿Como está afectando esto a las anguilas?

Podríamos pensar que este consumo de cocaína se vería reflejado en la población, en la economía o en la situación social de Londres, pero la cocaína esta tan normalizada en la ciudad que su impacto llega mucho más allá: hasta el río Támesis.

La orina de los consumidores contiene gran parte de la sustancia tras pasar por sus cuerpos. Al fin y al cabo, el organismo trata de filtrar la mayor parte de ella posible y solo hay un sitio al que estos residuos pueden ir a parar. La orina de los consumidores de cocaína contiene los residuos suficientes como para que las plantas de filtrado de aguas residuales no sean capaces de eliminarlos, y en ultima instancia estos residuos llegan al río.

Un río que también alberga vida, y es que los londinenses no son los únicos que consideran el Támesis parte de su hogar. Las anguilas que viven en el río sufren el aumento de los residuos de cocaína en sus propias carnes, y de manera visible. Los animales se muestran hiperactivos cuando se sumergen en agua contaminada hasta estos niveles con cocaína, y claramente puede ser tan perjudicial para su organismo como para el de los londinenses, si no más.

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Los londinenses tratan de tomárselo con humor, especulando con cuanto aumentará el voltaje de las anguilas por culpa de la droga, pero lo cierto es que solo es un suceso que denota la enorme magnitud de un problema real.

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