Cuando piensas que los dragones no existen o que los dinosaurios se extinguieron, es increíble descubrir que todavía puedes descubrir una que otra gran sorpresa creada por la naturaleza. Desde hace cientos de años, los humanos han tenido una predilección o fascinación por criaturas y seres casi mitológicos, por las historias, las películas, los cuentos de hadas, son un ejemplo de dónde hemos escuchado de ellos o incluso los hemos visto, cómo olvidar al Dragón de La Bella Durmiente o los dragones de Juego de Tronos, por nombrar algunos.
Pero aunque no existan y tengamos claro que son producto de la imaginación del colectivo, en ocasiones, la realidad es capaz de superar a la ficción, pues si bien no son exactamente iguales, la naturaleza nos sorprende con una especie con ciertas características interesantes.
Se trata de unos pequeños animales bastante parecidos a los dragones.
Son del género Draco, también conocido como de “dragones voladores”, pertenece a la familia de lagartos Agamidae y estos lagartos viven en los árboles de los bosques tropicales del sudeste asiático.
Su tamaño no es muy grande, pues miden de 20 a 26 centímetros de largo.
Tienen unas membranas al costado de su tronco lo que les permite planear de árbol a árbol, llegando hasta unos 60 metros de distancia perdiendo solo 10 metro de altitud, obviamente no pueden surcar los aires pero su movimiento se asemeja.
Los insectos son la fuente primaria de su alimentación, por lo que su dieta no es tan variada, de hecho, su comida favorita son las pequeñas hormigas arbóreas.
Sobre su conducta, podemos decir que estos pequeños reptiles bajan de los árboles cuando es tiempo de reproducirse.
El dragón volador macho utiliza sus membranas plegables para llamar la atención de la hembra y así iniciar el proceso de cortejo y así llegar a la etapa de apareamiento.
Luego de la copulación, la hembra se dirige al suelo para hacer un pequeño agujero en donde va a depositar sus huevos, los cuales suelen ser alrededor de 4 a 5, los cubre con tierra y hojas para protegerlos. La madre solamente se queda con sus huevos 24 horas, después de esto abandona la vigilancia y regresa a las alturas, hasta el momento que vayan a nacer.
A pesar de ser de una misma especie, estos animalitos son únicos y diferentes, pues sus características o color depende de la especie pero todos ellos poseen peculiaridades, algunos tienen tonos naranjas, rojizos o amarillentos.
