En octubre de 2017, más de 200 incendios se propagaron por Galicia, Asturias y el norte de Portugal dejando tras de sí la destruccion de miles de héctáreas de bosque, cientos de muertes de animales, decenas de heridos y cuatro personas fallecidas.
Esta tragedia provocada indignó a todo el país, que se volcó en ayudar en las tareas de extinción, desalojo y acogida de las víctimas. Pero hubo que esperar unos meses hasta poder hacer un balance real de lo que había provocado el fuego que hizo arder Galicia.
Fue el pasado 7 de diciembre cuando un grupo de arqueólogos, que revisaba los efectos del incendio en pinturas rupestres ya catalogadas al sur de Pontevedra, descubrió que el fuego había desenterrado “el mayor descubrimiento de arte rupestre de las últimas décadas en Galicia”.
Aunque se ha anunciado ahora y la Dirección General de Patrimonio de Xunta afirma que los petroglifos aún no están catalogados, nadie duda que «a priori, parecen importantes». La pieza, ubicada en los montes de Taboexa (As Neves), tiene entre 25 y 30 metros cuadrados y está siendo analizada por arqueólogos del Instituto de Estudios Miñoráns (IEM), quienes afirman que es “de los mejores de Galicia por su tamaño, por su tipología y por la cantidad y variedad de figuras representadas”.
Uno de los hechos más curiosos es que las pinturas albergan una gran cantidad de équidos claramente diferenciados de los cérvidos pintados en otras rocas de la región. El descubrimiento avala un nuevo paradigma de estudio en el que los caballos y no los ciervos son los animales más representados en las pinturas de Galicia y el norte de Portugal. Esto puede suponer un impulso para el Proyecto Equus del IEM, donde se investiga desde una perspectiva etnográfica, zoológica y arqueológica, la vida de los caballos salvajes que aún existen en la región.
Por ahora, los expertos del IEM seguirán estudiando el hallazgo para determinar sus características e importancia y decidir cuáles serán los siguientes pasos a seguir.
Foto destacada: Eloy Martínez Soto
