Martha Gellhorn, la única mujer en el desembarco de Normandía

Publicado 17 diciembre, 2019 por Alberto Díaz - Pinto
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En vísperas del famoso desembarco de Normandía, en junio de 1944, había más de mil corresponsales de guerra de toda Europa y EE.UU. apostados en la zona, desde donde hacían llegar las noticias al resto del mundo.

Un puñado de estos periodistas y fotógrafos estaba formado por mujeres. Desafortunadamente, el gobierno les había prohibido acudir al frente de batalla, por lo que, si bien las mujeres corresponsales podían cubrir historias en la zona de guerra, no podían entrar con las tropas.

Como era de esperar, muchas de estas corresponsales estaban indignadas, como la estadounidense Martha Ellis Gellhorn, quien no dudó en redactar una carta a las autoridades militares para expresarles su queja:

«Es necesario que informe sobre esta guerra. No creo que sea necesario pedir un favor por el derecho a servir como los ojos de millones de estadounidenses que necesitan ver desesperadamente, pero que no pueden ver por sí mismos», escribió la novelista, escritora y periodista enojada.

Por aquel entonces Martha Gellhorn era corresponsal de guerra para la revista Collier. Aunque la historia suele recordarla como la tercera esposa de Ernest Hemingway, es de necesaria justicia ensalzar sus logros como periodista.

Gellhorn comenzó su carrera durante la Gran Depresión, trabajando como investigadora de campo para la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FERA) creada por Franklin D. Roosevelt, la cual tenía el objetivo de informar acerca del impacto de la Depresión en el país.

Más adelante, Gellhorn viajó a España para cubrir la Guerra Civil en 1937. Durante este período conoció a Ernest Hemingway, quien también se encontraba en España como corresponsal. La pareja contrajo nupcias en 1940, convirtiéndose en la tercera esposa del también novelista, periodista y escritor. Para Gellhorn también fue su segundo matrimonio.

Un matrimonio que, sin duda, fue problemático desde el principio. Hemingway aún no había olvidado a su segunda esposa, y las largas ausencias por trabajo de Gellhorn tampoco contribuyeron. Cuando se acercaba el Día D, su matrimonio ya hacía aguas. Para vengarse de Gellhorn, Hemingway se acreditó como corresponsal de Colliers, la revista para la que trabajaba Gellhorn, bloqueando cualquier posibilidad de que esta pudiera tener acceso al frente.

Pero Martha Gellhorn no estaba dispuesta a rendirse

La noche del 6 de junio de 1944, antes de que los barcos partieran hacia Normandía, Gellhorn se dirigió a la costa con el pretexto de entrevistar a las enfermeras a bordo de un buque de asistencia médica. Una vez a bordo, se escondió en un baño. La periodista sabía que, si la atrapaban, perdería su acreditación e incluso podrían deportarla de vuelta a Estados Unidos.

Aún así, valió la pena correr ese riesgo. Gellhorn permaneció escondida durante varias horas, hasta que el barco tomó rumbo a Francia. Más tarde, esa noche, después de que las tropas desembarcaran y terminara la masacre acontecida en la playa, Gellhorn se escabulló a tierra con un par de médicos para recoger a los heridos con las camillas. En aquel caos bélico, a nadie le importaba que Gellhorn fuera una mujer.

La única mujer en el Día D

De este modo, Martha Gellhorn se convirtió en la única mujer que desembarcó en Normandía el mismo día que lo hicieron las tropas. Muchas mujeres la siguieron, pero mucho después. De hecho, el primer grupo de mujeres, miembros del Cuerpo del Ejército de Mujeres de los Estados Unidos desembarcó en Normandía 38 días después.

Poco después de que Gellhorn presentara su historia a Collier’s, la policía militar la arrestó. Le quitaron sus credenciales y la confinaron en un campo de entrenamiento para enfermeras situado a las afueras de Londres. Gellhorn logró escapar de aquel campo convenciendo a un piloto británico para que la llevase a Italia. «Seguí la guerra hasta donde pude llegar«, confesó Gellhorn en una ocasión.

Durante décadas, Martha Gellhorn continuó cubriendo aquellos conflictos en los que su país estaba involucrado. Cubrió la Guerra de Vietnam y los conflictos árabe-israelíes durante los años sesenta y setenta. Es más, aún seguía ejerciendo su labor de corresponsal a la edad de 70 años, cuando acudió a América Central para informar sobre las guerras civiles, e incluso la invasión de Panamá en 1989, cuando ya era octogenaria. No fue hasta el conflicto bosnio que la periodista decidió renunciar, alegando que era «demasiado vieja» y que ya «no estaba lo suficientemente ágil» para la guerra.

A finales de los años ochenta, la vista de Gellhorn comenzó a fallar, volviéndose prácticamente ciega. También sufría de cáncer de ovario, el cual terminó extendiéndose a otros órganos. La insigne corresponsal de guerra se quitó la vida en 1998, a la edad de 90 años, al ingerir una cápsula de cianuro.

Sin duda alguna, la vida de Martha Ellis Gellhorn fue inspiradora como pocas. ¿Qué os ha parecido su historia? Te gustará conocer también la del espía español que engañó a Hitler cambiando la historia

Fuentes: amusingplanet, wikipedia, townandcountrymag

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