No sé si resultará caro o muy caro, pero debemos dejar de privar de libertad a los animales domésticos y de granja. Que conste que no quiero abrir debates sobre veganismo, sino sobre los métodos de ganadería intensiva en los que se impide que los animales disfruten de unas condiciones dignas.
Hace tiempo que hablamos de las terroríficas condiciones de las granjas de pollos y cómo estaban evolucionando hacia la crianza en libertad o semi libertad, en las que las gallinas y pollos comen, cazan insectos, pasean, hacen ejercicio, disfrutan del sol y gozan de una vida digna libre de estrés.
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Las vacas son otro de los animales de granja más denostados. Además de carne, de ellas se obtiene la leche, un alimento básico y sumamente preciado en todo el mundo.
Aunque existen granjas abiertas para que pastoreen libremente, hay ganaderos con tierras que optan por técnicas más intensivas como la estabulación, pasando semanas e incluso meses sin ver la luz del sol. En vez de respeto por los alimentos que nos proveen, estas vacas son tratadas como meros objetos con el fin de obtener el máximo beneficio. La dignidad y calidad del producto vuelve a brillar por su ausencia.
Somos los consumidores los que tenemos el poder de cambiar este tipo de prácticas, al elegir comprar productos provenientes de granjas ecológicas y sostenibles, que certifiquen un trato justo y unas condiciones de vida digna.
Tal vez algunos penséis que es una exageración, pero os aseguramos que estos animales son conscientes del régimen de vida que siguen, sufren depresión si estan encerrados, lloran si tienen miedo y experimentan alegría cuando se sienten libres. Y sino me crees, observa cómo saltan de alegría estas vacas tras 6 meses encerradas sin ver el sol.
Vía: rumble
