«Misterio de Tunguska»: El meteorito en Siberia con la fuerza de 300 bombas atómicas

Publicado 14 marzo, 2022 por redaccion
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Un misterioso evento en 1908 provocó que el cielo ardiera y cayeran más de 80 millones de árboles que al día de hoy nadie se explica.

Algunos aseguran que un meteorito fue el encargado del desastre, pero no se ha encontrado nada de su impacto, como un cráter. Esto ha dado pie a cientos de teorías.

Cada año, al rededor de 16 toneladas de meteoritos bombardean la Tierra. Una gran mayoría apenas alcanzan una decena de gramos de masa y suelen ser tan pequeños que muy pocos los notan. Otros pueden causar un resplandor en el cielo al entrar en la atmósfera.

Existen, y aunque hay una posibilidad mínima, asteroides que puedan provocar un cataclismo a nivel mundial. El último del cual se conoce es el que extinguió a los dinosaurios hace 65 millones de años. Sin embargo, la mañana del 30 de junio de 1908, una explosión, que se conoció como «El evento e Tunguska» cimbró Siberia con la fuerza de 300 bombas atómicas.

Una de las hipótesis que ha intentado explicar el hecho es que cerca de las 7:00 a.m. una enorme bola de fuego atravesó el cielo de la meseta de Sibera Central, un área que no estaba muy habitada y que la mayoría del terreno estaba poblada por bosques de coníferas que dan paso a la tundra y los pocos asentamientos humanos.

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Al igual que una bomba atómica, en cuestión de segundos un enorme bola de calor hizo arder el cielo y la onda expansiva de la explosión sepultó 80 millones de árboles en un área de 2 mil 100 kilómetros cuadrados de bosque.

De acuerdo a la NASA, las ondas expansivas fueron registradas por los barómetros en toda Europa y llegaron a sentirlas personas de hasta 65 kilómetros a la redonda. Las dos noches siguientes se pudo ver iluminado el cielo en partes de Asia y Europa. Sin embargo, por la época y por lo remoto del sitio, el lugar no fue explorado sino hasta 13 años después.

En 1921 Leonid Kulk, científico del Museo de Mineralogía de San Petersburgo y experto en meteoritos, realizó un intento para acercarse al sitio de impacto, pero por lo accidentado del terreno y lo inhóspito de la región, la expedición fracasó.

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6 años después, Kulik encabezó otra expedición, que finalmente lo llevó al lugar, fue él quien pudo constatar que el evento no dejó ningún cráter de impacto, solo un área de 4 kilómetros de diámetro donde los árboles aún estaban de píe, pero no tenían ni ramas ni corteza.

A su alrededor, miles de kilómetros de otros árboles que sí estaban derribados, marcaban el epicentro del fenómeno, sin embargo, aquí no había evidencia de ningún cráter o restos de meteorito en la zona.

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Fue Kulik que se entrevistó con lugareños, pero eran muy herméticos y se negaban a aportar testimonios de lo sucedido en Tunguska. S. Semenov, un habitante cercano, fue quien le dio al científico aun relato sobre lo que él vio a 60 kilómetros de donde se encontraba.

«A la hora del desayuno estaba sentado junto a la casa de postas en Vanavara (…) de repente, vi que directamente hacia el norte, sobre la carretera Tunguska de Onkoul, el cielo se partió en dos y apareció un fuego a lo alto y ancho sobre el bosque La división en el cielo se hizo más grande y todo el lado norte estaba cubierto de fuego», comenta el habitante.

«En ese momento me puse tan caliente que no pude soportarlo, como si mi camisa estuviera en llamas; del lado norte, donde estaba el fuego, llegó un fuerte calor. Quería arrancarme la camisa y tirarla abajo, pero luego el cielo se cerró y sonó un fuerte golpe y me arrojaron unos metros», continuó.

«Perdí el sentido por un momento, pero luego mi esposa salió corriendo y me llevó a casa (…) Cuando el cielo se abrió, el viento caliente corrió entre las casas, como de los cañones, que dejaron rastros en el suelo como caminos, y dañaron algunos cultivos. Más tarde vimos que muchas ventanas estaban rotas y en el granero, una parte de la cerradura de hierro se rompió».

La explicación

De acuerdo a la NASA se considera que el evento de Tunguska es el único registro de entrada de un meteoroide de gran magnitud a la Tierra en tiempos modernos. Pero la falta de evidencia, como el cráter, ha abierto la ventana a cientos o quizá miles de teorías sobre qué fue lo que sucedió en el lugar, abriendo paso a especulaciones científicas y hasta teorías de «OVNIS».

Hasta ahora, la versión más aceptada por la comunidad científica es que una roca espacial, de aproximadamente 37 metros de ancho, penetró la atmósfera la mañana del 30 de junio de 1908, a una velocidad de 53.000 km/h, suficiente para calentarse a más de 24 mil grados Celsius.

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Esta explicación resolvería por qué no se encuentra un cráter, el objeto no hizo contacto con la superficie, sino que explotó a ocho kilómetros de altura, lo que provocó la onda expansiva que terminó por destruir los millones de árboles caídos de Tunguska.

En 2020, un estudio publicado por la Royal Astronomical Society, asegura que el evento ocurrido en este bosque de Siberia fue hecho por un meteorito, pero que este se trataba de uno formado por hierro. El bólido alcanzó los 200 metros de ancho y rozó la tierra a una distancia mínima de 10 kilómetros antes de continuar con su órbita. Esto provocó una onda de choque que provocó que el cielo ardiera y los millones de árboles quemados o derribados.

 

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