En todo este tiempo hemos conocido historias de adopciones caninas realmente conmovedoras, pero ninguna como la de hoy.
Teresa Hwang es una maestra de educación especial en Canadá, quien recientemente se ha hecho viral tras compartir su emotiva historia en las redes sociales. El mensaje que podemos extraer de ella no podría ser más hermoso: el amor es capaz de todo.
Hwang, conocida como @ketophoria en TikTok, creció sintiendo un miedo atroz a los perros tras haber sido mordida hasta en dos ocasiones. Sin embargo, después de haber cuidado del perro de su hermana durante dos semanas, un día se topó con el anuncio de una protectora que anunciaba un cachorro de poco más de un año: «Se llama Patches y es muy miedoso». Fue amor a primera vista.
Un tándem perfecto
Teresa y Patches, rebautizado como Boo tras la adopción, se unieron para superar sus miedos juntos. Durante los dos primeros años de convivencia, ambos tuvieron que dar pequeños pasos y rodearse de paciencia para ganarse la confianza del otro, hasta forjar un vínculo como ningún otro.
«A veces todavía no me creo que tenga perro y, mucho menos, amarlo tanto. Siempre le digo a la gente que Boo es como el hijo que no he tenido. Pero no solo lo quiero porque él me quiere y me necesita. Lo amo por quién es, exactamente como es, por todo lo que ha superado y por toda la alegría que ha traído a mi vida«, confesaba Teresa a través de sus redes sociales.
Instagram / @ketophoria
«El amor es más fuerte que el miedo»
Teresa cuenta que fue mordida a los 10 y a los 20 años por un perro. Esto hizo que desarrollara un miedo incondicional por ellos. De hecho, solo se relacionaba, de aquella manera, con los perros de sus amigos que le transmitían algo de confianza. Su pareja siempre había querido tener un perro, pero no fue hasta hace dos años, cuando tuvieron que quedarse con el perro de su hermana durante 15 días, que Hwang no se decidió a dar el paso. Así fue como conocieron a Boo, a través de la protectora Niagara Dog Rescue.
«Cuando conocí a Boo, enseguida me di cuenta de cuán temeroso y nervioso estaba«, confiesa Hwang. Al parecer, los comienzos no fueron fáciles. Boo se mostraba muy asustado, no le gustaba que le tocaran y solo comía a escondidas. Sin embargo, poco a poco, Hwang superó sus miedos y se fue ganando la confianza de Boo, que este le iba profesando a cuentagotas. No obstante, cada lametada, cada nuevo ladrido de alegría y cada juego suponían un paso gigantesco para ambos.
Instagram / @ketophoria
Además, con la ayuda de varios adiestradores, Boo ha aprendido muchas cosas. Ahora ya no siente miedo de las personas, ha aprendido a sentarse y a comer tranquilamente. «Finalmente, Boo comenzó a sentirse seguro. Noté que su cola empezaba a agitarse durante los paseos y empezó a comer delante de nosotros. Unas semanas más tarde, me lamió la nariz. A los 2 meses comenzó a jugar con la pelota. Entonces, un día lo escuché ladrar de entusiasmo por primera vez en nuestro patio trasero. Con cada nuevo hito que presenciaba, lloraba lágrimas de felicidad. Era como si Boo fuera un cachorro de nuevo y estuviera aprendiendo a ser un perro«, explica.
Boo sigue sin ser un perro normal. Tiene sus manías, como cualquier perro que ha vivido una experiencia traumática antes de llegar a un hogar donde solo recibe cariño y amor. No obstante, Teresa le ama incondicionalmente por toda la felicidad que ha traído a su vida. Pero, sobre todo, por la valiosa lección que ha aprendido de él: «el amor es más fuerte que el miedo».
En este vídeo, que la propia Teresa publicó a través de Instagram, podéis conocer toda esta preciosa historia de primera mano:
La historia de Teresa y Boo es solo un ejemplo de muchos, pero la mar de inspiradora para darnos cuenta que los perros pueden cambiar nuestra vida y nosotros la suya. Así pues, recordad: si estáis pensando en incluir un perro en vuestras vidas, adoptad. Que ¿por qué? Estas divertidas y entrañables viñetas os harán ver las cosas de otra manera.
