Durante su desarrollo los niños atraviesan diversas etapas, donde adquieren determinadas habilidades y conocimientos. También van sufriendo y superando distintos miedos, completamente normales y acordes a su edad. Por ejemplo, durante el primer año de vida lo más común es tener miedo a los sonidos fuertes, a los extraños y separarse de los padres, mientras que en la preadolescencia y adolescencia los miedos suelen referirse a la autoimagen, las relaciones con los amigos y el fracaso escolar.
Mientras los más pequeños tienen miedos que podríamos calificar de irreales, como el miedo a los monstruos, cuando nos hacemos mayores nuestros miedos son más reales, que no racionales, como el miedo a las arañas o a hablar en público.
¿Me tengo que preocupar si mi hijo tiene miedo a la oscuridad?
El miedo a la oscuridad es un miedo muy común y evolutivamente normal, sobre todo entre los 2 y los 6 años, asociado al desarrollo de la imaginación, por lo que también es habitual que aparezcan miedos a monstruos, fantasmas y seres de cuentos. Sin embargo, el miedo a la oscuridad no es exclusivo de los niños.
En un estudio publicado en la Journal of Psychological Research, 122 estudiantes de una universidad privada hicieron un ranking con sus miedos y el 54% de ellos colocaron la oscuridad en su top 5 y para un 10% de los participantes ese era su mayor miedo. Parece lógico que la oscuridad asuste, pues en ausencia de estímulos visuales no sabemos a qué atenernos y nuestro cuerpo puede reaccionar con ansiedad, preparándose para lo que pueda ocurrir.
¿Qué podemos hacer para ayudar a los niños a superar el miedo a la oscuridad?
La respuesta que mostramos los adultos ante los miedos de los niños les enseña muchísimo. Si reaccionamos con ansiedad o extrema preocupación, ellos aprenden que sus miedos y reacciones ante ellos están justificados y continuarán teniendo esos miedos. Por eso es importante mantener la calma y consolar al niño cuando muestra algún miedo. De todas formas, estos son algunas pautas que pueden ayudaros:
1. Escucha a tu hijo
Es muy importante para los niños sentir que sus emociones son escuchadas y que cuentan con la ayuda de sus padres. Mirar debajo de la cama y decir que no hay monstruos puede reforzar la idea de que éstos existen, solo que hoy no están ahí. Prueba a escuchar atentamente, mostrar empatía y comprensión, y decirle que en casa está seguro y protegido.
2. Autoafirmaciones positivas
Enseñar a los niños a decirse a sí mismos frases positivas y empoderantes cambia su actitud hacia los eventos. No tiene el mismo efecto repetirse «no hay monstruos» que «soy valiente». Dile que estás orgulloso de él por enfrentarse a sus miedos y saber pedir ayuda.
3. Usa una luz de noche
Una pequeña luz puede ayudar a superar esta etapa de miedo a la oscuridad. Hay niños que ni así logran dormirse porque el miedo surge en la transición de luz a oscuridad, hasta que los ojos se adaptan a la noche. Prueba este truco: pídele que cierre los ojos y que cuente hasta 10; entonces apaga la luz del cuarto y enciende la luz de noche. Cuando vuelva a abrir los ojos la habitación no estará tan oscura como espera.
4. Haz que la oscuridad sea divertida
Una forma de romper la asociación oscuridad-peligro puede ser jugando en la oscuridad, como hacer sombras de animales con las manos, hacer una fiesta con pulseras y palos que brillen en la oscuridad o jugando a «tinieblas», como el escondite pero sin luz.
No todo miedo es una fobia
Cuando este miedo se alarga más de 6 meses, se complica e interfiere con la vida del niño podemos hablar de nictofobia. El desarrollo de una fobia puede derivar en otros trastornos de ansiedad y episodios depresivos, por lo que es importante acudir a un profesional cuando antes para evitar que se cronifique. En el caso del miedo a la oscuridad puede darse además insomnio por el miedo que les supone irse a dormir.
Existen varias psicoterapias eficaces para superar el miedo a la oscuridad, como la exposición, la terapia cognitiva y la relajación.