Descubre por qué eres una persona curiosa y cómo ampliar tu curiosidad más aún

Publicado 31 julio, 2020 por Elena
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Desde siempre, el ser humano ha sido un animal con una gran curiosidad. Este impulso nos ha ayudado en nuestra evolución y desarrollo  a lo largo de los siglos y puede incluso que sea parte del éxito de nuestra especie. ¿Tienen los científicos alguna explicación para este impulso innato de los humanos?

El impulso para satisfacer nuestra curiosidad es innato

Así es, la curiosidad, a diferencia del hambre o la sed, no viene determinada por la satisfacción de alguna necesidad fisiológica. Se trata de un impulso intrínseco en nosotros, que nos ayuda a explorar y aprender cuando somos bebés y también a sobrevivir cuando ya somos adultos.

curiosidad

Como ocurre con casi todo, no hay una única definición para la curiosidad, pues depende de la disciplina desde la cual se estudie. William James, uno de los primeros psicólogos modernos, la definió como «el impulso hacia una mejor cognición». Por otro lado, Pavlov, quien hizo los famosos experimentos de condicionamiento con perros, la definió como un reflejo innato hacia los estímulos novedosos en nuestro entorno.

En general, desde la Psicología existe cierto consenso y se entiende la curiosidad como «un medio de recopilación de información». 

Existe cierto componente genético para la curiosidad

Este impulso abarca una amplia variedad de comportamientos, por lo que no se puede hablar de «el gen de la curiosidad», así en singular. Como en cualquier otro comportamiento humano, tanto los genes como el ambiente juegan un importante papel a la hora de determinar nuestra conducta y su efecto combinado da lugar a las diferencias entre las personas.

En un estudio de 2007 publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B, los investigadores identificaron cambios en un gen específico para la curiosidad en los pájaros cantores, animales especialmente interesados en explorar su entorno. En los humanos, este gen se conoce como DRD4 y sus mutaciones se han asociado con la propensión hacia la búsqueda de novedades y de información.

pajaro cantor

«Si los bebés no tuvieran curiosidad, nunca aprenderían nada y el desarrollo no ocurriría» asegura  Katherine Twomey, profesora de Lenguaje y Desarrollo comunicativo en la Universidad de Manchester. En los primeros años de vida, un bebé tiene que asimilar un gran cantidad de información rápidamente y la curiosidad es la herramienta que usamos para guiarnos en esta tarea.

Se han realizado cientos de estudios con respecto a la curiosidad en bebés y ya en 1964 un estudio encontró que bebés de entre 2 y 6 meses pierden el interés en patrones complejos cuando ya no suponen una novedad, como les sucede por ejemplo con los juguetes. Esto se conoce con el nombre de «curiosidad perceptiva» y es lo que motiva a los animales no humanos y a los bebés y adultos humanos a explorar y buscar cosas nuevas.

bebé

De hecho, comenzar a hablar supone un acto de curiosidad, pues un bebé genera un sonido y explora otras formas de producir sonidos diferentes. Así es como va conociendo su sistema fonador, los sonidos que genera y cómo se combinan para que suenen como lo que escucha a su alrededor.

Sin embargo, la curiosidad conlleva un aspecto negativo

Que podamos imaginar algo no significa que vaya a poder realizarse y muchas veces, fallar forma parte del proceso. Por ejemplo, cuando los bebés ya gatean quieren intentar caminar, pues hay mucho más por explorar. Este proceso de aprender a caminar conlleva múltiples caídas, pero el impulso por conocer más es tan fuerte que nos anima a seguir intentando caminar a pesar de las caídas.

Puede haber consecuencias más graves derivadas de la curiosidad. Fuentes afirma que ha podido ser la causa de la extinción de grandes poblaciones de humanos que intentaron encontrar maneras de vivir en zonas con condiciones complicadas pero no lo consiguieron. Donde unos fallaron, otros sí hallaron la forma de sobrevivir, como los inuit en Groenlandia, Canadá y Alaska.

inuit

¡Cultiva y aumenta tu curiosidad!

Aunque la curiosidad sea algo innato en nosotros de manera genética, no todas las personas sienten el mismo nivel de curiosidad. Te dejamos 6 formas para aumentar tu curiosidad:

  • Debes hacerte preguntas sobre cualquier cosa. Recuerda que no existen preguntas estúpidas y está bien no conocer la respuesta a algo. Se trata de seguir aprendiendo.
  • Sumérgete en un tema que te interese, lee al respecto, escucha podcasts, mira entrevistas y charlas de expertos…
  • Busca información sobre temas de los que normalmente no lees o escuchas nada, así aprenderás un poquito de todo y puede que uno de esos temas te pique la curiosidad. Si hay algún género de lectura o cine que no consumas con frecuencia, prueba alguna historia corta o busca recomendaciones para introducirte en ellos.
  • Lleva contigo un cuaderno para tomar notas, nunca sabes cuándo te va a surgir una pregunta sobre la cual quieras investigar. También se recomienda tomar notas sobre los pasajes que más nos gusten de novelas.
  • Acércate a tus relaciones con una pizca de curiosidad. ¡Hay tanto que no sabemos sobre quienes nos rodean! Pregúntales de forma abierta sobre su historia, sus gustos, sus propias curiosidades. Seguro que ciertas respuestas te sorprenderán y te darán un nuevo punto de vista sobre algunas cosas.
  • Haz lo mismo contigo mismo. En vez de enfadarte cuando algo no te sale bien, busca el por qué, prueba maneras nuevas de hacer las cosas. Tómate un tiempo al día para pensar sobre tus pensamientos y sentimientos y conocerte mejor.

Foto de portada JohnsBuffalo

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