Por mucho que lo intentes, no vas a adivinar lo que está haciendo este artista…

Publicado 31 marzo, 2017 por Alberto Díaz - Pinto
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Abraham Poincheval es un artista francés de 44 años poco convencional. Lo que más le gusta es imponerse desafíos que él termina convirtiendo en arte, como la vez que se encerró dentro de una piedra durante 8 días. 

Desde el miércoles pasado, Pincheval permanece en el museo parisino Palacio de Tokio incubando huevos de gallina encerrado en una caja de plexiglás, constituyendo la que sería su primera representación artística con «seres vivos».

Poincheval cree que el proceso durará entre 21 y 26 días, hasta el momento en que los huevos comiencen a eclosionar

La representación se llama «Oeuf» -«huevo» en español-. Teniendo en cuenta su peso y tamaño, se fabricó una silla especial para tal propósito; bajo el asiento hay un recipiente especial para albergar los huevos

El artista permanece envuelto en una manta aislante, especialmente pensada para mantener elevada su temperatura corporal

«Un hombre incubando huevos me interesa porque plantea el tema de la metamorfosis y el género«, explicó Poincheval, a quien solo se le permite salir 30 min. de la caja al día

Poincheval permanece encerrado con comida y una caja especial para hacer sus necesidades

Pero esta no es la primera performance de este tipo que realiza. Hace apenas un mes, el artista pasó una semana encerrado entre dos piezas de piedra de 12 toneladas

También estuvo dos semanas en el interior de un oso disecado y en otra ocasión viajó por el curso de un río encerrado en una botella de 6 metros de largo

Sin embargo, el artista explica que este reto le inquieta más que los anteriores. «Antes estaba dentro de las cosas. En este caso se trata de una verdadera transformación, estoy en el exterior, soy el que rodea» 

Además, en esta ocasión tendrá un contacto mucho más directo con el público, por lo que supone un nuevo y desafiante reto para él

Poincheval nunca ha tenido que interrumpir ninguno de estos desafíos, a pesar de reconocer que tras cada representación siempre experimenta una especie de trauma o, como él mismo cuenta, «una jornada de depresión con grandes alteraciones interiores«

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