Las instrucciones de uso de las mascarillas de los aviones especifican que, en caso de accidente, debemos colocarnos la nuestra en primer lugar, en vez de proteger a nuestros hijos o mayores como nos dicta el instinto. Pero ¿es esto necesario?
Cuanto mayor es la altitud, la concentración de oxígeno en el aire disminuye, lo que podría causar fatiga, desorientación, pérdida de conciencia e incluso la muerte.
La falta de oxígeno es lo que llamamos hipoxia, y para evitarla los pilotos de vuelos de combate respiran a través de una mascarilla que les suministra el aire que su cerebro necesita.
En los vuelos comerciales la cabina del avión se encuentra presurizada, lo que asegura los niveles óptimos de oxígeno a pesar de la altitud. Sin embargo, si se produce un accidente, las mascarillas caerán rápidamente delante de los pasajeros para que estos puedan respirar.
En estos momentos de pánico, cualquier padre trataría de proteger a su hijo colocándole la mascarilla en primer lugar, pero esto es un error que puede salirnos muy caro. Veamos qué ocurre con este experimento.
Dice que es un cuadrado, pero intenta colocarla en la forma de estrella y termina por atinar en la cruz. Por tanto, los problemas motores y de locución son más que evidentes.
Si el acompañante no le hubiera vuelto a colocar la mascarilla, el hombre de la prueba habría muerto. ¿Entiendes ahora por qué las instrucciones indican que debemos colocarnos nuestra mascarilla en primer lugar?
Si deseas ver los efectos de la hipoxia en vivo y cómo afecta a nuestras capacidades, aquí tienes un breve pero completo documental en inglés.
Fuente: Why You Should Put YOUR MASK On First (My Brain Without Oxygen) – Smarter Every Day 157
Este artículo fue modificado el 28 julio, 2018 8:37 am