Imperceptible al ojo humano, las impresoras realizan una serie de micropuntos en el fondo de los documentos que imprimen. Este patrón permite determinar, sin lugar a dudas, el modelo y número de serie exacto de la impresora que ha sido utilizada.
Gracias a ello, el FBI ha descubierto esta semana a su último «topo», una mujer que filtraba documentos de la agencia de seguridad estadounidense. Pero, aunque esta información haya saltado a la luz recientemente, los micropuntos son un recurso policial habitual en casos de espionaje.
Fue en 2005 cuando la Electronic Frontier Foundation -una organización que apoya las libertades de los clientes en el mundo de la electrónica- descubrió que las impresoras a color incluyen una serie de micropuntos amarillos en los documentos que imprimen
Son invisibles al ojo humano
Y solo pueden observarse usando luz negra o microscopio
Los puntos forman un patrón único para cada impresora
Y permiten descubrir el modelo, el número de serie, el día y la hora de impresión
¿Protección o espionaje?
La gente no va por ahí imprimiendo amenazas o documentos falsos, y por eso no nos importa que nuestra impresora nos espíe e imprima estos códigos. Sin embargo, estos micropuntos dificultan el trabajo de falsificadores, estafadores y otros delincuentes.
Los micropuntos pueden revelar si un testamento, supuestamente oficial, se ha impreso y firmado tras la muerte del fallecido. Este tipo de códigos también se usan como medida de seguridad en los billetes y bonos del estado.
No obstante, muchos creen que el uso de micropuntos en impresoras domésticas es una medida excesiva, y más, si se usa de forma encubierta y sin conocimiento de los usuarios. La polémica está servida.
Cazada
Gracias a los micropuntos, el FBI pudo identificar la impresora con la que se habían impreso varios documentos confidenciales de la NSA filtrados a la prensa.
Tras determinar la impresora en cuestión, los investigadores comprobaron las personas que tenían acceso a ella y estaban en el edificio en el momento de la impresión.
Así, el pasado 3 de Junio, el FBI irrumpió en la casa de la contratista del gobierno, Reality Leigh Winner, en Augusta, Georgia. La joven de 25 años se enfrenta a cargos muy serios por revelación de documentos públicos y secretos.